79. Belleza consumida
La hechicera había sido una mujer muy bella, pero se ajaba con cada lágrima vertida. Ahora su piel se le metía entre los huesos y sus ojos parecían ir a caérsele, aunque aún se podía ver en el fondo de su mirada lo que le quedaba de hermosura. Ella sabía que pocos eran los que se esforzaban en ver más allá de sus greñas, y sus carencias adivinatorias las compensaba haciendo teatro. De esta forma sacaba los cuartos a los ilusos y sobrevivía a duras penas. Pero lo cierto era que podía ver el vacío a través de los ojos de los desesperados. Entonces entraba en trance. Se clavaba las uñas en sus párpados flácidos, y cuando le brotaban las lágrimas se las hacía lamer directamente de su piel. Así, mientras al atormentado se le llenaba la mirada de gracia, ella se marchitaba un poco más.
Muchas veces hemos identificado a los hechiceros con charlatanes, las personas necesitamos creer en algo y ellos/as saben qué deben decirles para contentar a la gente, aunque sus palabras solo sean humo, una práctica que convierten en un medio de vida. Sin embargo, siempre queda en ese terreno pantanoso de la leyenda la duda, al menos, de que pueden, realmente, existir personas que tienen un don, capaces de llevar a cabo acciones que no parecen de este mundo, que no están al alcance de la mayoría de los mortales. Tu protagonista, una bruja auténtica, tiene una vocación de servicio fuera de lo común, sabe extraer lo mejor de sí misma para favorecer a otros, a cambio, sin embargo, de acrecentar su fealdad en su perjuicio.
Un relato muy imaginativo sobre la generosidad, el sacrificio y el altruismo, con un personaje muy singular.
Un abrazo y suerte, Nuria
Nadie más hermosa que esta hechicera, capaz de destruirse para dar luz a los demás. Qué manera tan original de abordar la belleza. Desde la generosidad.
Muchísimas gracias por pasarte, Ángel. Aún hay gente que se entrega desinteresadamente, como tú. ?
Besosss
Hola, Nuria.
Me parece que lo verdaderamente bello de este relato es la actitud de esa hechicera, capaz de ayudar a los demás a costa de su propio perjuicio. Le das vuelta al carácter, por lo general malvado, de este tipo de personajes.
Mucha suerte. Un abrazo.
Lo mismo pienso, María.
Y conozco a alguna así, haberlas haylas.
¡Gracias por pasarte!
Besosss
Hola, Ángel.
Ahí está la clave, sí. Me alegro de que se vea. ¡Gracias por pasar!
Abrazooooo
La belleza de tu hechicera tiene fuerza interior. Es la entrega, la generosidad, el altruismo. Poco importa que su apariencia física vaya menguando.
Un relato muy original, Nuria, y una bella reivindicación del personaje de la bruja.
Suerte y besos.
Así es, Carmen. Muchas gracias por tus palabras. 🙂
Besosss
Y yo me he hechizado con tu micro, me he consumido en él. Suerte y saludos
Muchísimas gracias por tan bonito comentario, Antonio. ?
Saludos.
Tu hechicera me ha seducido, a pesar de su «no belleza».
Besito virtual, Nuria
Muchas gracias María Jesús.Me encanta que te haya seducido.
Besosss