411. LOS SABIOS ÁRBOLES, de Luciérnaga 3
Hace ya tanto tiempo que casi ni me acuerdo, pude observar desde la lejanía como la noche caía y dos hombres entre la oscuridad se perdían.
La desesperación cada vez más les invadía y los hombres, escondidos, a los lobos temían. El hada del bosque sintió compasión y hasta ellos voló con sus alas de amor. Los hombres, anonadados por su belleza, le suplicaron al hada su ayuda y compresión.
Tan solo a humildes seres ayudo yo.- Les explicó.
Los hombres, juraron poseer bondad y el hada del bosque les decidió ayudar.
Esta noche, en la cueva la debéis pasar, y yo prometo guiaros cuando no haya oscuridad.
Los hombres obedecieron y en la cueva se escondieron.
Cuando la noche venció y la mañana llegó, el hada del bosque a la cueva se acercó. Horrorizada,
el pequeño conejo que habían cenado observó y tras adentrarse en ella, el horror en espanto se convirtió, cuando las cenizas de un arbusto divisó. El hada, enfadada, a los hombres gritó y con robarles la vida les amenazó.
Aprenderemos a respetar, perdónenos.
Para que su palabra los hombres no pudieran romper en árbol los transformó y largos años allí los dejó…