372. ABRAZOS, de Endrina
Se despidió tranquila de su casa. hacía frío, pero no le importaba: iba al encuentro de su amor. Sus cabellos de fuego rojo se alborotaron con el viento y el eco de un aullido se escuchó en las montañas.
«Amor, no tardes»- pensó.
Abrazó el tronco hueco de un roble, que lloró emocionado recordando el abrazo de otra niña. Las hojas brillantes se encogieron mimosas al sentir la caricia.
se sentó junto al río y pensó que era muy hermoso lo que cantaba.
«Amor, no tardes».
Y cayó la noche, y la oscuridad apagó los sonidos. Sintió que estaba muy cansada y decidió acurrucarse y abandonarse al sueño. El bosque la acunó y la meció con el viento. El haya pensó que podía tener frío y la cubrió con una manta de hojas doradas. El cárabo vigiló toda la noche para que nadie la despertara.
Al alba abrió los ojos sobresaltada, con la sangre verde en las venas y un sinfín de pajarillos en sus ramillas rojas. No podía moverse, pero eso no tenía importancia.
-«Estoy aquí contigo»- dijo su amado abrazándola desde la tierra.
Y se fundieron juntos en la savia del bosque, y por los siglos de los siglos su amor reverdece cada primavera.
«Amor, no tardes»- pensó.
Abrazó el tronco hueco de un roble, que lloró emocionado recordando el abrazo de otra niña. Las hojas brillantes se encogieron mimosas al sentir la caricia.
se sentó junto al río y pensó que era muy hermoso lo que cantaba.
«Amor, no tardes».
Y cayó la noche, y la oscuridad apagó los sonidos. Sintió que estaba muy cansada y decidió acurrucarse y abandonarse al sueño. El bosque la acunó y la meció con el viento. El haya pensó que podía tener frío y la cubrió con una manta de hojas doradas. El cárabo vigiló toda la noche para que nadie la despertara.
Al alba abrió los ojos sobresaltada, con la sangre verde en las venas y un sinfín de pajarillos en sus ramillas rojas. No podía moverse, pero eso no tenía importancia.
-«Estoy aquí contigo»- dijo su amado abrazándola desde la tierra.
Y se fundieron juntos en la savia del bosque, y por los siglos de los siglos su amor reverdece cada primavera.