67. A la mañana siguiente… (Alberto Quiles)
…cuando Lucía despertó encontró una carta junto a la mesa de noche. Comenzó a leer.
Hay días que me doy asco, lo confieso, tengo una adicción. No puedo remediarlo, unos tienen el tabaco y otros tienen el alcohol; en mi caso mi droga es ir de flor en flor. Quizás es mi religón, mi disciplina; quizás tú no me entiendas, creo que ni yo me entiendo. Practico sexo por deporte y tengo ojo clínico en encontrar a mujeres desesperadas. Llámame rufián, llámame malnacido, llámame como quieras; yo traigo la medicina para las penas, ¿Qué hay de malo? Todos ganamos en este juego. Nunca engañé a nadie, más ninguna de ellas se pudo resistir. No busco amor, no busco sexo, busco el juego de tus besos cuando siento que tus labios se mueren por mis huesos.
Tu humilde servidor, el coleccionista de corazones.
La sonoridad, el punto fuerte de este relato.
Mucha suerte.
Precisamente buscaba eso. Gracias Alfonso y mucha suerte para ti también.