346. LA BRUJA, de Duende
Cerca de San Vicente del Monte había un frondoso bosque. Pero nadie se atrevía a adentrarse allí por miedo a una bruja del mágico anillo.
El rey, preocupado por el poder de la mujer ofreció recompensa por capturarla. Tan solo el más valiente de la comarca decidió intentarlo.
Caminó sigilosamente hasta ver a la bruja lavando sus ropajes junto al arroyo. Se dio cuenta que se había quitado su anillo para aquella labor. Con la punta de su espada logró cogerlo para desesperación de la mujer que se vio perdida. Después, arrojó el anillo al arroyo.
¿Qué te ofrecieron por capturarme?
Una bolsa de monedas de oro.
Si me dejas libre, te llevaré al lugar donde está el tesoro más valioso que ha existido. Muy cerca surcaron los mares piratas y corsarios. Aquellos hombres temerosos hicieron fortunas incalculables.
El hombre, fascinado por las maravillas que describía accedió. Gracias a un ungüento, marcharon por los aires, ya de noche.
Ahí abajo está tu tesoro.
¿No tratas de engañarme, verdad?
El mayor de los tesoros está en el fondo del mar.
Tras decir aquello, lo soltó y cayó al agua donde quedó para siempre.