6. Retales de vida
Unir otro capítulo a aquella colcha interminable y abigarrada solía serenarme. Ahora vendían cuadrados ya cortados, especiales para patchwork, pero yo solo utilizaba telas que habían acompañado mi existencia, aunque fueran dispares y no conjuntaran.
Me aliviaba pensar que era el mismo hilo el que cosía un trozo de mi primer vaquero, tan deseado, o del pareo malva, la falda de flores y la camiseta naranja junto a retazos del uniforme gris, frío en invierno, insoportable en verano, que reprimió mi fantasía más allá de la adolescencia.
El algodón gastado del vestido blanco que llevaba cuando te conocí hacía frontera con la seda azul de la camisa que te pusiste el día de nuestra boda.
Había pedazos de pana del pantalón de mi padre y paño del abrigo verde de mi madre, siempre guapa y perfecta. Después mi traje negro. Mi gabardina negra. Mi falda negra. Mis blusas negras. Mi poncho marrón.
Cambié de bobina para añadir los recortes que acababa de hacer: el cuero de tu cazadora favorita, gamuza de los guantes que olían a perfume y lino del pañuelo manchado de carmín.
Satisfecha, despedacé también la franela de mi pijama y me puse un picardías rojo de satén.
El título, tarjeta de presentación de toda historia literaria, es tan bonito que impulsa a comenzar a leer. Las personas que vayan de visita y tengan ocasión de contemplar esa colcha, dirán, o pensarán, que no conjunta con nada, siendo como es una collage de diferentes procedencias. Sin embargo, en ella está resumida toda una vida, con lo más importante: los afectos. Ese cubre camas dice mucho y bueno acerca de su dueña, una persona auténtica, que sabe valorar sus vivencias importantes, las que merece la pena conservar en la memoria, desde el uniforme gris del colegio al picardías rojo. Todo ello en ese equilibrio que dominas entre realidad y fantasía, narrativa y lírica.
Un abrazo y suerte, Eva
Gracias EdH20. Te contaré un secreto: esa colcha…existe 😉 Un beso
Tanto recuerdo,tanto recuerdo que acabó por despertar el instinto. ¡QUÉ BIEN!
Sigue cortando, improvisando e ingeniando, que mira, ahora tenemos tiempo. Felicidades y suerte.
Muchas gracias Mercedes. No sé si el instinto o la rebeldía. Un beso y suerte tu también.
Es el hilo de la calidad el que cose tus palabras. Mi enhorabuena por el mortal con pirueta con el que acabas el relato.
Mucha suerte, Eva, para esta vida condensada entre puntadas.
Y sin red ;). Gracias Paloma y enhorabuena por esa lista de campeones. Un beso grande.