8. LOS ENTRESIJOS DE LA MODA
Fue mamá quien le dio este toque de calidad y la que decidió que continuaría yo una tradición de tres generaciones al frente de la boutique de ropa para mujer. Apuntó que debía buscar esposa cuanto antes, alguien especial, capaz de asesorarme en el mundo refinado de la moda. Por eso cada tarde elijo una prenda y salgo en busca de candidata, mientras paseo procuro adivinar sus tallas para advertir si a alguna le sienta bien. Pero no resulta sencillo, a pesar de haberlo intentado con un abrigo de piel de nutria, con un pantalón diplomático de campana, con un gorro de astracán, e incluso con ropa interior de seda. Hasta esta tarde, cuando al abandonar los soportales me empotré contra Juan Luis. Tras el choque supe que a aquel cuerpo le sentaba como a ninguna el jersey de cachemir que llevaba como muestra.
Es una pena que mamá ya no esté entre nosotros, y que compruebe cómo Juan Luis gestiona el negocio, mima a las clientes, y lo felices que somos. Incluso ha salido de él trasladar al sótano el expositor con la colección de prendas de las que pudieron ser mis esposas, para que no se aburra.
La madre de esta familia de modistos supo elegir bien al sucesor, a la persona que habría de continuar con esa actividad familiar. Posiblemente, como el propio protagonista reconoce, ella no imaginó que la pareja que su hijo iba a escoger, su gran apoyo para el negocio y para su vida, sería alguien de su mismo sexo, lo cual solo es una pequeña puntualización en un objetivo más grande, el de dar continuidad a ese trabajo, al que le conviene, como el protagonista apunta al principio, «un toque de calidad», con independencia de la orientación natural de las personas encargadas de realizarlo, algo que forma parte de los «entresijos de la moda».
Sin embargo, la madre, a quien imaginamos muy tradicional y nada liberal, no es tan comprensiva ni ha querido dar su bendición, de ahí que permanezca recluida en el sótano.
Un relato elegante, con trayectorias vitales, herencias laborales y circunstancias personales, como también con un final del todo inesperado.
Un abrazo y suerte, Ton
Hola Ton, buenas noches. Es curioso como este mundo de telas y artistas de la aguja tiene muchísimas veces como protagonistas, a parejas homosexuales, que viven felices vistiendo a las mujeres, sobre todo cuando de amigas se trata. Imagino que estar en ese ambiente es como el summum de sus sueños y fantasías.
Te ha quedado un micro muy glamuroso y feliz, puesto que al final, tu protagonista ha hecho realidad los sueños de su madre, pero… ¿mejor que estuviera dormida para siempre? Dejo la pregunta en el aire como reflexión, porque todavía no hemos crecido en este aspecto y queda mucho por aprender.
Felicidades y felicidad para ti.
Muchas gracias a los dos, Ángel y Mercedes, por vuestros comentarios siempre acertados, por ser tan fieles con los que escribimos pero a veces no os respondemos. Gracias por manteneros ahí.
Un abrazo.