271. EL PODER DE UNA MARIPOSA, de Margarita
Cuando nació no lloró… simplemente me miró asustado, lo malo fue que pasaron los años y siguió igual.
Algo en su cerebro nació quebrado y le condenó al ostracismo. Los que le amábamos sufríamos viéndole crecer en soledad.
Un amigo me aconsejó que fuéramos al campo y lo hice como hacen las cosas los padres, aunque sea sin fe, aunque sea sin esperanza.
Miró el bosque, los árboles y el río con indiferencia absoluta haciéndome notar su malestar con un rictus de enfado.
De pronto se levantó como una exhalación y echó a correr, naturalmente le seguí y oí por primera vez el sonido maravilloso de su risa. Perseguía a una hermosa mariposa que despreocupada iba parándose de flor en flor, libando, volando, posándose.
Durante un momento nos aproximamos tanto que mi pequeño acercó su dedito tembloroso hacia ella… naturalmente salió volando hacia el cielo.
El niño rompió a llorar con desconsuelo, hasta que se me ocurrió enseñarle fotos de la mariposa; ante mi estupor sonrió y me dio un abrazo.
Terminó el día y terminó el sueño, él volvió a su autismo y yo a mis intentos desesperados por alcanzarle, pero aquel momento aún calienta mi corazón.
En Santillana del Mar, en el ZOO de Pardo de Santayana hay una estancia llena de mariposas. De todo corazón te deseo que tu casa se llene de ellas.
Tu compañero:
Bellota.
me gusto mucho vivo en capilla del monte