255. ZONA BOSCOSA, de Ciervo del Bosque
La brisa del amanecer me trae, desde la profundidad del valle donde termina el camino de tierra, los ladridos de los perros. Por una parte me pone nerviosa, pero por otro lado me tranquilizan. Mi olor me delatará y ellos se sentarán a mi lado indicando mi posición. Ya tengo ganas de reunirme con mis abuelos en el nicho familiar porque ya es hora de que mi cuerpo descanse en paz.
La Guardia Civil analizará todo mi cuerpo milímetro a milímetro; entonces les dejaré encontrar los restos de la piel de mi cuñado que guardo bajo las uñas. Él me violó y me enterró, y yo… lo entregaré a la justicia. El viento mece las ramas de los abetos que me cobijan bajo ellos, mientras avisan con su vaivén, a modo de señal, a los policías que ascienden despacio por la ladera donde he estado aguardando desangrándome lentamente. Ha llegado mi hora, y la de él.
Una oropéndola me sobrevuela, amarilla como el sol que se cuela curioso por el bosque, y que acude, todas las mañanas a la llamada de mi llanto solitario desde la profundidad de mi tumba. Hoy es diferente y todo terminará en breve.
Tremenda historia pero buena. Felicidades .