254. UN TROCITO DE CANTABRIA, de Tudancas
La sensación de paz es indescriptible. Tras el ruido ensordecedor del tráfico capitalino y el de la atestada autovía, internarse por esta humilde carretera de montaña es una sensación maravillosa. Y la llegada al destino, un milagro.
Dejamos el coche. ¡Ya era hora!
Porque nuestro destino es un sendero de cabras que asciende por la ladera y se interna en un bosque de majestuosas hayas. En esta mañana de agosto, ya bien entrada, agradecemos con suspiros de alivio la sombra, el oxígeno puro que desprenden las hojas de las hayas y el olor a naturaleza virgen que impregna nuestro olfato de una frescura perfumada y salvaje.
¿Y el paisaje, dices? ¡Una pasada! Oteando desde lo alto de la loma verás, diseminados por la inmensidad de los valles, los núcleos de población, rústicos y por lo tanto encantadores. También verás las hermosas vacas tudancas, autóctonas de nuestra tierra y orgullo de sus dueños, y de los que no lo somos, pastando libremente en un verdor infinito.
Esto es sólo un pedacito de Cantabria. Pero hay muchos más. Toda Cantabria es un paraíso. Y los cántabros te invitamos a disfrutarla.
Respetarla y amarla te será fácil. En cuanto la conozcas comprenderás por qué.
Cómo sigas escribiendo de Cantabria de esta manera, voy a tener que hacer el petate y escaparme de nuevo para allá.
Gracias, Begoña. Y anímate. Una visita a Cantabria siempre vale la pena. Aunque sea la segunda o la veinte. Siempre hallarás algo con lo que sorprenderte.
Permíteme que te recuerde lo que decía nuestro anterior Presidente, Miguel Angel Revilla: A mí, Cantabria «me pone». A mí, también. Y a tí, seguro que llega a fascinarte. Ya lo verás. Un saludo afectuoso, amiga.
Tudancas.
enhorabuena a la persona que ha escrito algo tan maravilloso de cantabria,lo mejor que he leido en este día, mis felicitaciones.
Muchas gracias, amigo. No sé si eres de Cantabria, pero, en todo caso, te enamorará, porque Cantabria enamora siempre a propios y extraños. Recibe mi afectoso saludo.