251. QUIZÁS UN BOSQUE COMO ÉSTE, de Sirope
En este bosque mágico, de los nogales caían nueces carlamelizadas, los manantiales burbujeaban aguas con aromas a tibios arcoiris, en cada seta que se alzaba sobre el manto mullido de tonos verdes y amarillos habitaba un simpático gnomo con campanillas en su gorro. La luz que se colaba entre las copas de los árboles te cubría de tules hechos de purpurina y el aire que cantaba entre las ramas te regalaba alas para que navegaras en sus olas. En un castillo de cristal, el hada luminosa que regentaba el bosque ofrecía sonrisas como soles, repletas de cosquillas, de canciones, de risas y de miradas chispeantes…
Sonrió y cerró el libro. A pesar de que su infancia se había quedado en el sendero por el que transitó muchos años atras, cerró los ojos, apagó la luz deseando que el sueño le llevara hasta aquel bosque mágico donde habitaba la ternura.