64. NO ME CORTO (Fernando Antolín Morales)
Solo era un descosido. Apenas un pespunte en falso. Nada más que un par de hilos sueltos, pero la costura cedía ligeramente a la altura de la cadera y podría dar lugar a alguna indeseada sorpresa durante la noche. Quedaban escasamente tres horas para la fiesta de graduación y la niña no podía llegar así. Tenía que cambiarse, aunque no fuese tan elegante. No existía otra opción.
Kristína entró deslumbrante por la puerta de la carpa con su traje de chaqueta. Se le notaba cómoda. Era ella misma, en su propia piel. Durante sus cinco años de estudio en aquel instituto centroeuropeo había visualizado ese momento con frecuencia. Exactamente así. «¿No ibas a venir con vestido?». «Cambio de planes». Se hizo un selfie con Paula y metió la mano en el bolsillo de la americana para guardar el móvil con sumo cuidado. No quería cortarse con el cúter que escondía dentro.