13. Desbordamiento
Algo extraño está ocurriendo en nuestro edificio. Todo empezó con una pequeña vibración, como si fuera un espasmo acompasado que provocaba un crujido de pared a pared cuando caía el sol. A los pocos días empezaron a sonar ecos en el portal, acompañados de un extraño olor amargo en la escalera. He de confesar que no hicimos nada más que mirar para otro lado y fingir que no nos dábamos cuenta. Hasta que esta mañana se empezó a humedecer la moqueta del tercero. En pocas horas, la humedad se hizo charco, y el charco torrente. Cuando nos hemos querido dar cuenta, estábamos todos anegados de agua semisalada, saltaban chispas de los enchufes y se desconchaba el gotelé. Ahí fue cuando buscamos el origen del desaguisado: el apartamento 32. Los bomberos acaban de echar la puerta abajo, pero ya ha parado la inundación. Solo quedaba ella, tumbada boca abajo, con los cabellos flotando en el charco de lágrimas y los restos de una fotografía de boda aún en la mano.
Hola Esther:
Cuéntame ¿qué ha pasado en el cielo que se ha caído un ángel y se ha puesto a escribir? ¡Maravilloso! ¡Sensible! Un micro de 10 con una narrativa de 10
Tú sí que eres un ángel, con comentarios así se atreve una a escribir en cualquier parte 🙂 ¡Un abrazo enorme!
Esther, qué tensión!!!!
Sorprendes con la fotografía en las últimas palabras.
Es genial!!!!
Un abrazo
jajaja es verdad que hasta el final parece que voy un poco por libre. Gracias y un abrazo enorme.
Vaya recuerdo, aquella boda que imagino pasó hace mucho tiempo y este a cambiado de modo tal que impacta.
Excelente exageración de un llanto muy bien contado.
Un abrazo y suerte.
Muchísimas gracias y suerte a ti también 🙂
Una imagen puede trasladar mucha información, en este caso, el motivo de un aluvión inesperado, que acaba por terminar con quien lo provoca: una mujer aquejada de una congoja inmensa.
Dicen que no se puede llorar eternamente, también que no hay mal que cien años dure. Tu personaje desconsolado ha visto el fin de su mal, pero solo cuando ha muerto de tristeza y desesperación ante una relación rota, ahogada en sus propias lágrimas, por la muerte o por el abandono del cónyuge.
Un relato cargado de surrealismo, una situación que trata de ser analizada por un testigo, vecino y narrador, que no puede racionalizar algo que sale del sentimiento, de una pasión rota, con un resultado que todo lo desborda y solo podía terminar en tragedia.
Un saludo, Esther. Suerte
Muchísimas gracias, qué comentario más bonito 🙂
Ese llanto nos hace sentirlo a todos; no por ahogarnos, sino por no mirar a otro lado. Qué penilla todo.
Has captado mi atención, necesitaba saber, aunque prefería no haber descubierto el final.
¡Suerte con él!
Muchísimas gracias Nuria 🙂
Muy buen relato. Felicidades Esther y abrazos marinos.
Muchas gracias, me alegro mucho de que te haya gustado 🙂
Desde la primera palabra me has tenido enganchada a tu historia. Me ha encantado el final hilado con el título. Ese desbordamiento de pena. Un abrazo fuerte y suerte.
Un mar de lágrimas como protagonista! Original planteamiento Esther, para esta historia tan bien contada.
Mucha suerte.
¡Muchísimas gracias Paloma!
Muchas gracias Aurora, qué ilusión que te haya gustado 🙂
Enhorabuena Esther, eres única describiendo lugares y contando historias. Esa foto final nos abre la mente a este gran relato.