Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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15 jarýi (ana-liliana)

Otro día más viviendo en esa caja de zapatos. Las señoras vestidas de blanco la atendían constantemente. Al mirar las fotos en la mesita de luz, se le encendió una chispa en los ojos. Se sintió menos sola. La inundó ese recuerdo de libertad, esa plenitud que la había abandonado. Recordó a su Concepción natal: las madrugadas de pesca en el Paraguay, sus pies embarrados, el olor a río. Su mamá siempre hacía cocido con pan. Todas las tardes calurosas se amortiguaban con un tereré. Sumergida en sus pensamientos no le importó que un joven entrara en la habitación, con un bebé en sus brazos. Ella estaba enfocada en ese ida y vuelta, donde un recuerdo la llevaba a otro. Miró por la ventana: los edificios la rodeaban. Sintió claustrofobia.

El joven se sentó a su lado, alzando al pequeñito. La mujer lo miró detenidamente y, luego de unos minutos, se acordó de él. Abrazó con fuerza a su nieto, que ya se había convertido en padre. Se le cayeron algunas lágrimas mientras sostenía entre sus manos las manitos de su bisnieto.

4 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Las fotografías atrapan instantes que pronto se convierten en pasado, aunque tendemos a actuar como si fuéramos eternos, o, más bien, no queremos pensar que tenemos una fecha de caducidad. Nada como las imágenes para darse cuenta del paso del tiempo y recordar. A tu protagonista, delicada de salud y, posiblemente, con fallos de memoria, le sirven para rememorar su vida hasta el momento presente, al que cada vez pertenece menos, ya que es de su nieto, y el futuro de su bisnieto. En todo caso, recibe su cariño y dan sentido a su existencia.
    Google me ha dicho que el título del relato es «abuela» en guaraní, un título apropiado para una historia que nos habla de las leyes vitales por las que todos nos regimos.
    Un saludo y suerte, Ana.

  2. Paloma Hidalgo

    Las fotografías son un ancla para retener a los recuerdos, y gracias a ellos, conservar la identidad estemos aquí o allá, mientras la historia sigue añadiendo eslabones a nuestra cadena vital.
    Mucha suerte Ana Liliana, saludos!

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