201. EL BOSQUE, de Tronco 2
-¿Tu título?, «EL BOSQUE». ¡Qué poco original!…
Oigo tus palabras pero no dejo que su desprecio me hiera. Hace tiempo, mucho tiempo que me acostumbré a que tus voces no fueran ecos en mis entrañas, a que el veneno destilado se diluyera entre las aguas, a que ya no pudieras talar mis troncos ni romper mis ramas, dejé que tu ira fuera viento pasando por mi cara, tus rayos entre ramas no dañan mis ojos, me acostumbré a mirarte con piedad y a perdonarte.
Comprendí, que depositabas en mí, lo que no te gustaba de ti. Pero, hoy, este día de invierno, frío y con escarcha, me ha enseñado a ser valiente.
Me he colocado mi abrigo, mi bufanda y con un par de buenas botas, salgo y te digo:
-Agur, hasta siempre. No, hasta mañana. Seremos felices separados, como la noche y la madrugada.