34. EL ARTE DE DOCUMENTAR HECHOS (A. BARCELÓ)
La de reportero gráfico no ha sido nunca una profesión fácil. A fuerza de estudiar y con mucha práctica acabas dominando la técnica y aprendes a jugar con la luz y las distancias. Lo del instinto y la capacidad de estar en el lugar adecuado en el momento preciso es otra cosa, eso se tiene o no se tiene. A menudo, has que jugarte el tipo para captar la imagen perfecta: la que resume lo que pasó, la que quedará para la historia. Como aquella del terrorista fusil en mano, la que me costó el tiro en la pierna; o la del volcán a punto de entrar en erupción en la que estuve a nada de caer del helicóptero o tantas y tantas otras igual de arriesgadas.
Hoy, he podido constatar algo que ya sabía. Ha sido gracias a la foto de un colega. Nos encontrábamos cubriendo lo del incendio en la petroquímica. Me acerqué demasiado y él captó mi imprudencia instantes antes de que aquel tanque explotara. Me libré de chiripa.
Él explica la silueta blanca que aparece a mi lado como una pareidolia, pero yo sé que eres tú, el que me protege, mi ángel de guarda.
Has definido muy bien la profesión de reportero gráfico. De poco sirve fotografiar aprender la técnica si no hay una vocación detrás, una inquietud innata que busca la imagen precisa en el momento oportuno sin escatimar riesgos si es necesario. Las escenas que merecen la pena captar hay que ir a buscarlas.
Tu protagonista demuestra tener cuanto se necesita para triunfar en su oficio. Lo que no conocemos hasta el final es que tiene algo más para ello, un ser sobrenatural que le acompaña, que al margen de que creamos o no en su existencia, todos desearíamos tener también, el guardaespaldas perfecto, que aparece cuando se le necesita, sin llamarlo y a quien no hay que pagar un sueldo, actúa por amor y para que la vida no sea demasiado corta. Esa discreción natural no ha evitado que, al menos en una ocasión, haya quedado reflejado, lo que demuestra, una vez más, que la fotografía no solo es una técnica, como bien apuntas, sino que también tiene un algo especial para captar e inmortalizar lo que muchos no son capaces de ver.
Los ángeles de la guarda son personajes fascinantes. Tú has sabido utilizar uno de manera magistral. A mí, al menos, además de disfrutar de tu relato, me has hecho aprender la palabra «pareidolia», que es de lo más interesante, además de confirmar que los ángeles pueden proporcionar buena materia literaria, tú eres un claro ejemplo.
Un abrazo y suerte, tocayo
Has definido muy bien la profesión de reportero gráfico. De poco sirve aprender la técnica fotográfica si no hay una vocación detrás, una inquietud innata que busca la imagen precisa en el momento oportuno sin escatimar riesgos si es necesario. Las escenas que merecen la pena captar hay que ir a buscarlas.
Tu protagonista demuestra tener cuanto se necesita para triunfar en su oficio. Lo que no conocemos hasta el final es que tiene algo más para ello, un ser sobrenatural que le acompaña, que al margen de que creamos o no en su existencia, todos desearíamos tener también, el guardaespaldas perfecto, que aparece cuando se le necesita, sin llamarlo y a quien no hay que pagar un sueldo, actúa por amor y para que la vida no sea demasiado corta. Esa discreción natural no ha evitado que, al menos en una ocasión, haya quedado reflejado, lo que demuestra, una vez más, que la fotografía no solo es una técnica, como bien apuntas, sino que también tiene un algo especial para captar e inmortalizar lo que muchos no son capaces de ver.
Los ángeles de la guarda son personajes fascinantes. Tú has sabido utilizar uno de manera magistral. A mí, al menos, además de disfrutar de tu relato, me has hecho aprender la palabra «pareidolia», que es de lo más interesante, además de confirmar que los ángeles pueden proporcionar buena materia literaria, tú eres un claro ejemplo.
Un abrazo y suerte, tocayo
Vaya, Ángel, lo siento. No sé qué habré hecho para que haya salido duplicado. Se ve que mi ángel de la guarda estaba mirando para otro lado para rectificarme. Otro abrazo
Hola, tocayo.
No te preocupes, si hay algo mejor que tener un comentario de Ángel Saiz, es tener dos comentarios de Ángel Saiz (aunque sean repes) Jajajaja
Decirte que respeto mucho la profesión de reportero gráfico, creo que no necesitan un ángel de la guarda, necesitan muchos y muy trabajadores.
Nosotros en esta página también tenemos un Ángel que nos cuida, uno que no nos deja caer, que nos alienta siempre con sus comentarios certeros y sinceros y nos invita a seguir escribiendo, porque sabemos que siempre tendremos en esta página, al menos, un lector incondicional. Conoces bien al tipo del que hablo.
Un gran abrazo. Que la salud y la fuerza te acompañen, «ángel».
Que bonito! Que lindo tener el simbolo y la metafora que nos susura historias, que se leen simples y poseen una fuerte profundidad
Hola, Brenda.
Gracias por apuntarte a comentar. Los microrrelatos pueden ser así: cortos, pero intensos y profundos. Son un ejercicio de concisión. Cuando te sumerges en este género te das cuenta que es posible llegar a contar mucho con muy pocas palabras, Lo difícil es elegir esas palabras y el modo de hacerles contar lo que quieres que narren.
Un abrazo que abarca de aquí a Perú, amiga.
Ángel, me dejas con la intriga de saber quién es ese ángel tan estupendo con que cierras esta historia vital y profesional de un reportero, entiendo que muy comprometido. Me apunto lo de la pareidolia, no sabía que ese efecto se llamaba así. Gracias por el descubrimiento.
Mucha suerte.
Hola, Paloma.
Pensé en darle entidad a ese ángel. Se me ocurrió que podría ser un hermano nonato o un familiar cercano, pero luego reculé y he preferido dejarlo abierto, que sea el lector quien elija la personalidad de ese ente protector.
Te cuento algo personal. Yo siempre he creído que podría haber alguien a mi lado velando por mí y tengo mi teoría al respecto, pero jamás la he verbalizado. Creo que he seguido el mismo criterio al escribir este relato.
Un abrazo. Gracias a Dios, por aquí podemos seguir dándolos.
El mundo es de quienes se arriesgan, y la certeza de tu protagonista de contar con un ángel que lo protege, le impulsa a tomar mayores riesgos en busca de la toma perfecta, lo que le puede llevar a ser el mejor en su profesión, o al desastre si el ángel está sólo en su imaginación.
Un placer leerte, Ángel. Has hecho una fantástica utilización del ángel de la guarda, no como quienes echan mano a uno sólo para estacionar el coche.
Un abrazo. Y suerte.
Hola, Jorge,
Es cierto, hay que asumir cierto riesgo si se quiere vivir plenamente. Yo me lancé a escribir en esta página sin pensarlo y mira, ahora, comparto lecturas y comentarios con gente tan maja como tú.
Estoy esperando tu propuesta para esta convocatoria, siempre es un placer leerte compañero.
Un abrazo.
Hola Barceló. Qué bonito tu relato. Por un lado nos das ese toque de humor y de dureza, el arriesgado, el que no se arredra ante nada, el intrépido… para después dejarnos esa estampa tan humanamente dulce en la que alguien vela por nosotros desde el más allá.
Muchas personas no creen en esas cosas y eso no es ni malo ni bueno, pero te aseguro, que yo lo he visto y no en mi misma, pero te aseguro que, si no es un ángel, no sé que otra cosa puede ser la que convierte la oscuridad en luz.
Un abrazo Barceló. Gusto encontrarte por aquí. Felices días y feliz verano.
Hola, Mercedes.
Gracias por tu fidelidad. Siempre tienes unas bonitas palabras para mis textos y no deja de ser un aliciente más para publicar.
Sería un placer que me contaras esa historia tan increíble que refieres. Quizá en un encuentro en Comillas, que espero no esté muy lejano. Todo parece tan improbable últimamente.
Felices días para ti también. Hoy más que nunca, tenemos que trabajarnos el estado de ánimo e intentar ser positivos y constructivos.
Un abrazo.
Me gusta mucho tu relato. Es verdad la chiripa, la habilidad y alguien que te vele, son cosas que se tienen o no se tienen.
Un abrazo marino.
Hola, María.
Muchas gracias por tu comentario. Me alegra que te haya gustado mi relato. Hay profesiones que, como esta, precisan estar hecho de una madera especial y, además, una ayudita extra.
No sé bien si ese abrazo marino viene del color azul, o del mar, o de María. En cualquier caso, lo recibo con gusto y te lo devuelvo con gran afecto.
La profesión de reportero gráfico, ya de por sí arriesgada, se convierte en una temeridad, que caracteriza a tu protagonista. Su amor por el oficio lo lleva a jugarse la vida en cada ocasión. Pero él cuenta con varias bazas: saber mirar y la protección de un ángel.
He visto su imagen al leer el relato, en esa pareidolia que capta su amigo.
Un micro con mucha fuerza y con un halo sobrenatural. Precioso, Ángel.
Un gran abrazo.
Hola, Carmen.
Gracias por tu comentario. Me alegra muchísimo que te haya gustado mi relato. Valoro mucho tu opinión que es siempre sincera y constructiva.
Deseo que todo te vaya bien dentro de la excepcionalidad de la situación en la que nos encontramos inmersos.
Un cariñoso y saludable abrazo virtual.