Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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47. NO RECUERDO SU NOMBRE

 

Era pequeña, esbelta, tenía una sonrisa agradable y los ojos del mismo tono de verde que los de su hermana mayor, mi compañera de oficina.  La primera vez que salimos a bailar, la besé, pero mantuve la conversación en un tono divertido e intrascendente como escudo para no comprometerme. Así y todo, esa noche terminamos en su cama.

Vivía en un apartamento mínimo, donde la cama sin pretensiones y una mesita de luz con portarretratos y  lámpara, eran todo el mobiliario. En las paredes casi desnudas, sólo colgaba un óleo muy colorido que, según me dijo, ella misma había pintado.

Cuando fue a apagar la luz, la convencí de dejarla encendida y, siempre con la luz, lo continuamos haciendo una o dos veces por semana. En nuestras acrobacias, muchas veces adoptábamos posiciones en que nuestros rostros quedaban separados y una noche ella descubrió que mientras la poseía, mi atención estaba en otro lado.  Fue la noche en la que al levantarse se le cayó el portarretratos, el que me apresuré a devolver a  su lugar.

Para nuestro siguiente  encuentro, había desaparecido el portarretratos  con la fotografía de su hermana. Esa noche me fui más temprano. Y no volví nunca más.

2 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    En el mercado nos encontramos con productos genuinos, de gran calidad y, al mismo tiempo, con otros sucedáneos, que tratan de imitarlos y lo consiguen en buena parte, pero no se puede emular del todo lo que es único, pretender el mismo resultado de excelencia con materiales más discretos. Puede que esta comparación no sea muy acertada para aplicarse a personas, pero quizá algo de similitud puede tener en esta historia.
    Tu protagonista, consciente de la imposibilidad de mantener la relación deseada con la persona que pretende, se conforma con forzar otra con alguien similar en apariencia, mediante la argucia de contemplar la fotografía del original.
    Antes o después el artificio había de quedar en evidencia, solo era cuestión de atar cabos: la luz encendida, la fotografía ajena y la atención en otro lugar. Todo ello unido a que este personaje, como indica el título, ni siquiera recuerda el nombre de la amante, a quien utilizó como segunda opción sin ningún escrúpulo.
    Un relato sobre la imposibilidad de sustituir a una persona por otra, que sentimientos huérfanos e irrepetibles puedan reeditarse de la misma manera en circunstancias diferentes.
    Un abrazo y suerte, Jorge

    1. Jorge Zas

      Como tú dices, aquí, sin dudas, hay una inescrupulosa utilización de una chica para procurarse un sucedáneo a su amor imposible. Mi protagonista no está preparado para convivir con la realidad y conformarse con lo que pueda conseguir y se juega a una opción en la que no tiene ninguna chance de ganar.
      Gracias por tu análisis del relato, impecable, como siempre.
      Un abrazo, Ángel.

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