74. DESAPARECIDA (Paloma Casado)
La foto le sorprende desde una farola de su antiguo barrio por donde, después de años de ausencia, ha querido volver a pasear. En ella, Julia sonríe descubriendo la mella del diente que acaba de canjear con el Ratoncito Pérez. Aún cree en lo imposible, por ejemplo, que su padre es un héroe capaz de protegerla siempre.
Si no la llevara soldada a la memoria, quizás no hubiera distinguido sus rasgos. El cartel lleva pegado tanto tiempo, el sol y la lluvia han sido tan eficaces en su erosión, que han borrado los números de un teléfono que ya ni si quiera existe. Lo mantuvo mientras duró la esperanza de recibir una llamada, cualquier indicio que no resultara un fraude. Sin embargo, la ilusión de encontrarla hace que la busque en las adolescentes que pudieran tener su edad y su apariencia. A veces, cuando los ojos de alguna se le enfrentan, ve en ellos el temor o la repugnancia que provoca un degenerado o un loco. Entonces, baja la mirada y reprime las ganas de contarle que daría la vida a cambio de que le llamara papá.
Una fotografía con un cartel de una persona muy querida, desaparecida hace años, sufre la erosión del tiempo, un desgaste parejo al del padre que, desesperado, se aferra a cualquier cosa para encontrarla. Su vida se detuvo ese día; al igual que esa imagen, ambos quedaron estancados, sin posibilidad de retomar una existencia que perdió su sentido.
Una historia en la que el dolor es tan intenso y está tan bien contado que es difícil no comprender a este hombre, cuánto la echa de menos, el remordimiento de no haber podido protegerla, la impotencia que le llena por completo.
Un abrazo y suerte, Paloma
Gracias, Ángel. Como siempre has dado con el quiz de esta historia y explicas con palabras certeras lo que he querido transmitir, todo un honor para mí.