129. UN FUERTE ABRAZO, de El Cazador
El cazador tuvo que matar al lobo de un tiro en el pecho.
– ¡Se ha comido a mi abuelita! Gritaba la nieta desesperada.
Rápidamente el cazador sacó un gran cuchillo de monte y rajó de arriba abajo la barriga del lobo, apareciendo la abuelita aturdida pero viva.
La nieta se lanzó a abrazar a la abuelita y casi sin dejarle respirar le dijo:
– Abuelita, te he traído una cesta de comida, pero el lobo se te había comido y me quería comer a mí!
Al ver que la abuelita no podía respirar, el cazador intentó separar aquel abrazo, pero la nieta estaba tan emocionada por el reencuentro que no dejaba de apretar y apretar.
Cuando por fín el cazador separó a la nieta de su abuelita, ésta cayó sin aliento en el suelo cubierto de hojas. La nieta había matado a la abuelita de un fuerte abrazo. En el bosque.