73. PASEANDO POR EL BOSQUE, de Hadita
Nos estábamos instalando en nuestro pequeño y acogedor hotel. Teníamos tiempo libre antes de cenar y decidimos pasear por el bosque cercano. La luna llena y nuestros deseos de explorar, ofrecían claridad suficiente para iniciar nuestra andadura. El olor a tierra húmeda, el canto de los grillos, el lejano gorgoteo de un riachuelo nos llenaban de paz y tranquilidad. Cuando la oscuridad nos impidió avanzar, decidimos volver y degustar una cena tranquila en el coqueto restaurante del hotel. Escogimos una mesa con vistas al bosque. Me quité la chaqueta, la chimenea encendida proporcionaba un ambiente agradablemente acogedor, al colgarla tras la silla, quise coger el móvil pero algo me lo impedía, estiraba hacia abajo con fuerza y me impedía sacarlo. Al mirar dentro, me quedé paralizada, un pequeño ser transparente y con figura humana lo sujetaba y me susurraba: «Olvida ataduras y convencionalismos y aprovecha lo que te ofrece la naturaleza de este maravilloso lugar. Relájate pidiendo una copa de vino rojo y duerme plácidamente hasta el día siguiente en que me devolverás al bosque.» Disimulé frente a Juan, hicimos según deseos de mi pequeño ser y ahora, mientras escribo, acaricio mi barriga llena de vida.
Muy plácido y encantador!!
Sí que lo es, pero me queda la duda de si hay solo un embarazo o también un hombrecillo de esos que nos visitan a veces.
Muy sabio el hombrecillo.
Bueno, ella queda embarazada durante la noche a causa de la relajación y el bienestar que les ha proporcionado el vino a Juan y a ella. Todos sabemos que el estrés es bastante culpable de que las mujeres no queden embarazadas, seguramente por falta de práctica amorosa. El duendecillo o el hada del bosque se queda en el bolsillo de su chaqueta a pasar la noche y a la mañana siguiente ella lo vuelve a dejar en el bosque.
Idea trivial, horriblemente escrita.