68. GUELMI, EL VIGILANTE DE LOS SUEÑOS, de Quercus
Por la chimenea una mezcla de olores llegó a su afinado olfato y comenzó a saltar entre las hojas caídas, ya casi totalmente mezcladas con el barro del invierno que se deslizaba por las laderas de Lanstribuck. Así llamaba Guelmi a aquella montaña y por ese nombre la conocíamos todos los que con Guelmi coincidíamos en los caminos. Se coló por la ventana. Yo iba muy abrigada debajo de su sombrero. Guelmi se acercó a una cama y se acostó rendido. Descansaríamos un rato. Lo justo y conveniente le dije enroscándome aún más bajo su sombrero de lana. Unas voces y ruidos de pasos se escucharon. La puerta se abrió golpeando la pared . Guelmi se despertó sobresaltado tirándome al suelo y haciendo que todos los colores que había recogido se esparcieran por aquel cuarto. Rojos, amarillos, verdes, azules… todos explotaron inundando de primavera el invierno gris. Una voz se escuchó en medio de la luz que decía: “ A partir de aquel día nunca entra el invierno en esta casa y todos los que en ella están recuperan la alegría. Y ahora, duerme Antía. Seguro que Guelmi vigila tus sueños… Y la lombriz,abuela…Sí,también la lombriz.