61. EXCURSIÓN, de Musgo
Anjana cumplió su promesa, llevarnos de excursión.
Era la noche de San Juan y viajamos en el transporte de fuego de los Caballucos del Diablo, tenía alas de libélula.
Fue llenándose de pasajeros.
Dejamos atrás al Cúlebre y al villano de Lindalaseras, eran demasiado retorcidos; recogimos a la familia de los Enanos Bigaristas en su tobera-árbol, irían deleitándonos con su música y sabiduría.
Optamos por la pareja de Ojáncanos y la Mujer-osa de Andara. Ésta, veraneó en San Vicente del Monte y en El Barcenal. Serían los encargados de mantener lejos a las pandillas de niños crueles. En la ciudad decían llamarles “hombres del saco”.
Lejos del Sendero del Agua, esperaban Trenti y Tentirujo, así, viajaríamos contentos y entretenidos o, por si se nos extraviara alguien.
Del río Escudo, recogimos a los recién llegados Sirenuca y al Hombre pez, salían del Molino de Bonaco, les entretuvieron los traviesos Trasgu y Trastolillo.
Llegamos de noche cerrada.
Oímos ruido, parecía una tormenta interminable y relampagueaba intermitentemente con estrellas fugaces.
Anjana decía que eran los coches y sus faros.
Aquellos árboles de colores y luces, sin hojas, parecían el Sol de los Muertos.
Todos lloraban, querían volver a su bosque..