54. EL ARCÁNGEL, de Irati
Plagado de hayedos, entre lugares vírgenes en los que se refugian la fauna y flora de lo más variopinta, Efraín se arrodilló y rogó con sus manos en ángulo implorando ayuda. Lo hizo con tal vehemencia, con tanta pasión y confianza, que un ángel acudió al llamado.
Laderas cubiertas por hayas centenarias marcaban el camino hacia el embalse. Se encontraba próximo a la ermita de la Virgen de las Nieves cuando el arcángel apareció
Efraín le imploró que custodiara el lugar ya que le habían informado que un grupo de desenfrenados prendería fuego al bosque. Como guardabosque debía cuidar de los frondosos lugares que escondían manantiales y fauna de roedores y jabalíes, reyes del bosque, con permiso del zorro y los cérvidos.
El se dispuso a escuchar, pero el hombre abrió sus brazos en forma desmesurada como si se crucificara a si mismo. El enviado, al presenciar la inmolación del guardabosque que se ofrecía en sacrificio a cambio de conservar el predio, influyó en la mente de los piros maníacos que desistieron en su intento.
Ante tanto altruismo por parte de Efraín, el ángel le devolvió la vida.