46. Cuando el universo nos regala un día más (Gemma Llauradó)
Desperté pasadas las siete tras una noche de náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia del día anterior. Apenas se filtraban unos leves rayos de luz azulada por las cortinas de mi habitación, todavía no había amanecido. Permanecí pensativa en la cama por un tiempo indefinido, agradecida de no sentir más náuseas. Luego un sueño intenso me venció. Cuando desperté de nuevo, sentí que aquellas eran las mejores dos horas de sueño de toda esa noche. Había amanecido ya. Respiré profundamente, sintiéndome afortunada porque el universo me regalaba un día más. Salté de la cama, descorrí las cortinas y permití que la intensa luz de la mañana inundara la estancia. Ojeé el exterior a través de los cristales del ventanal. Las hojas de los árboles y la hierba de la tierra aún no habían tenido tiempo de secarse del rocío de la madrugada y resplandecían como si estuvieran recién enceradas aportando un enfático centelleo. Abrí la ventana asomándome para poder observar el enclave de ese nuevo día. Una brisa suave y fresca me acarició el rostro y mi mente tomó la idea de que ese iba a ser un buen día.
En mi niñez, cuando algo me preocupaba, mi madre solía decirme que dejara de pensar en ello, que «mañana será otro día». Esa simple frase de cuatro letras lograba tranquilizarme porque tenía razón, por la mañana todo parecía más diáfano. La luz de un nuevo día ejerce un efecto de renovación indudable, nuestro organismo y quizá también eso que llamamos alma lo sabe muy bien..
Que cada día es un regalo es algo indiscutible, aunque a veces no sepamos apreciarlo. No es el caso de tu protagonista, ella valora mejor que nadie ese tiempo que sabemos efímero y que, en su caso, amenaza con acortarse. Al efecto benéfico de la luz se suman las hojas y la hierba barnizadas de rocío en un nuevo despertar, lo mismo que la brisa, en suma, el milagro de la vida, al que este relato, en parte triste, aunque también esperanzador, rinde un claro homenaje.
Un saludo y suerte, Gemma
Gracias una vez más por la valoración de mi texto. Un cordial saludo Ángel.