51. LA ÚLTIMA PELÍCULA (Isidro Moreno)
El perfume de mi madre. El olor a pis en la clase de los parvulitos; la cegadora luz de verano en los campos amarillos de trigo. Las felices vacaciones escolares; siestas obligadas, largos días de juegos en la calle; las bicicletas. Mi piel trigueña bañada en el río. El primer amor; el instituto; larga vida por delante; las aulas de la facultad; el mundo se nos quedaba pequeño; otro amor y el futuro aún parecía muy lejano. Boda, trabajo, familia, nostalgia de juventud; penas y alegrías; hijos, nietos; nostalgia de vida. Despedidas de unos, adioses a otros. Dolor, pérdida, nostalgia por todo. Soledad.
Todavía, las últimas luces del atardecer traspasan la ventana y alcanzan mi lecho. Alguien que no conozco, con bata de plástico, gorro y mascarilla, me toma la mano. Una luz blanca y deslumbrante se me aproxima, voy hacia ella.
Silencio. FIN.
Tratar de resumir una vida completa, a modo de historia con personaje principal, aunque solo refleje sus nomentos más significativos, no es yarea sencilla. Mediante pinceladas precisas haces que nos hagamos a la idea de la trayectoria de una persona que se apaga, con sus luces y sombras, rematadas con un cinematográfico fundido final en negro. No es una historia triste, porque esa luz últina es fuente de vida, el principio de algo con visos de eternidad.
Un abrazaco y suerte, Isidro, artista
En efecto, no debe ser fácil encerrar los acontecimientos de toda una vida en los breves y últimos momentos de esta. Siempre me ha intrigado lo que narran aquellos que han sufrido o vivido los preludios de la muerte y que luego «han regresado» contando sus experiencias y narrando cómo les ha pasado ante ellos «su última película»: La película de su vida, donde quizás hayan protagonizado su primer y único papel de protagonista y todo eso antes de la luz cegadora que les atrae con una paz infinita. O eso dicen.
Tratemos de no anhelar dicha experiencia y que sea lo más tarde posible. ¿No?
Mil gracias, amigo Ángel, por tus generosos comentarios que siempre me alegran el alma.
Dos abrazacos grandes.
Siento que se haya colado alguna que otra errata (escribía desde el móvil)
Ahí va otro abrazaco
El repaso a una vida que solo se puede hacer desde el final… Empcionante y emotivo, lleno de pinceladas de sensibilidad y nostalgia, con un guiño a la dramatica pandemia actual.
Muy bueno, amigo. Suerte!!!