55. Bajo tierra
Tassio se dedica al asunto de los huecos, le viene de familia. A Tassio lo metes dentro de un hueco y es el hombre más feliz del mundo. Para él la clave es excavar, no dejar de excavar, dejarse las uñas rasgando la arena con avidez (Pruebe usted a repetir la palabra “avidez” seis o siete veces seguidas y ya me cuenta) Tassio, decía, tiene clasificados hasta 37 tipos de huecos según su profundidad, el ancho, el largo, el aroma, la humedad e incluso el ángulo de la sombra que proyectan ¿Sabía usted que los huecos proyectan sombras, eh? ¿No? Pues tome nota.
El inconveniente de los huecos, claro, es la falta de luz: cuanto más profundos, más oscuros. Y cuanto más oscuros, más impredecibles: de la oscuridad no puede esperarse nada bueno.
A Tassio lo vieron por última vez a 26 metros de profundidad, visiblemente exhausto mientras rascaba compulsivamente con la uña del dedo índice el fondo de un hueco. Tratando de hacer un agujerito para encontrar otro hueco debajo del hueco anterior, imagino. Y no hemos vuelto a saber de él.
Se supone que lo normal es buscar la luz, metafórica y hasta literalmente hablando, pero existe gente para todo, hasta hay quien disfruta en hacer agujeros, aun con la falta de luminosidad que conllevan.
Manías tenemos todos, pero llevadas al extremo no pueden traer nada bueno. Una cosa sí es cierta, Tassio desapareció, pero también ahí comenzó su leyenda, seguro que muchos aseguran que sigue excavando, o que ha llegado al centro de la Tierra, o que entra y sale del mismo infierno a su antojo.
Un relato ingeniosamente surrealista.
Un abrazo y suerte, José Manuel
Eso es. buscar la oscuridad en vez de la luz ¡¡Por llevar la contraria. más que nada¡¡ Abrazo, Ángel.
La complicidad a la que invita el narrador ha hecho que repita la palabra incluso más de siete veces, y a seguir la historia con mucha atención. Me ha gustado ese humorismo. Un saludo, José Manuel.
Mealegra, Bea ¡¡Saludos!!
Cuando era pequeña me daba mucho miedo pensar en los pozos sin fondo. Creo que una vez vi una película en la que ante uno de esos pozos el protagonista tiraba un objeto y esperaba escuchar el clin para calcular la profundidad, no se escuchó nada. Ahora, ya de mayor, entiendo mejor a Tassio y que busque, con tanta energia, lo que sea que quiera encontrar en la oscuridad de un túnel. Mucha suerte con el relato. Besicos.
Jé, la cosa e buscar ¡¡Gracias, Beatriz!!