45. MALEZA INSANA, de Saúco
Recorrió una y otra vez las veredas, sin encontrar nunca el camino principal. Perdido en la broza, desbordado por la hojarasca, hubiera querido salir de la espesura, descubrir un claro en la floresta en el que el sol no tuviera obstáculos. Después vino la lluvia, que inundó los canalones, y todos los tubos. La humedad le volvía loco, aún más. Daba vueltas alrededor del mismo árbol, hasta que el vértigo y los mareos le hacían desvanecerse. Maldecía una y otra vez el bosque del que nunca pudo salir. La lobotomía le había condenado a permanecer en él.