Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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01 EL BUZO

Nada. Ella no sabe nada. Y yo… nada diré, aún. En el fondo todo pierde su gravedad. Prefiero saltar al agua las pocas veces que me queden como si fuese un pez más. Se trata de estirar los huesos hasta afilarlos como espinas y apoyar las aletas en uno y otro lado, propulsándose con un inapreciable movimiento de cabeza que corrija el impulso. Lo demás es fácil. Enfriar algo más esta sangre inválida y dejar de respirar. Y olvidar como un pez. Olvidar por no tener nada que recordar. Y huir de la superficie amenazadora. Descender veinte metros. Cincuenta. Cien. Y aprovechar la efímera cordura de pez buscando la manera de convertirme en esa roca cubierta de anémonas, de esponjas y coral, que guarde en cada fisura hermosos abanicos de gorgonias doradas, y en cada covacha colonias de erizos y cangrejos. Y quedarme allí. Protegido de corrientes incómodas y de las cansinas oscilaciones de olas y mareas. Quieto. Para siempre. No debe ser nada complicado, en el fondo.

4 Responses

  1. Hacía tiempo que no pasaba por aquí a leer y, mira por donde, me encuentro con esta maravilla abisal. Esas noticias que él no quiere dar, aún, dan un poco de miedo, pero el paisaje de anémonas y gorgonias parece tan acogedor…
    Qué bien escribes, en el fondo y en la superficie.
    Un abrazo,

  2. Ángel Saiz Mora

    Tememos más que a nada a algo tan inevitable y natural como la muerte. Es lógico porque no sabemos lo que habrá después (si es que hay algo), además de que nos aterra el posible sufrimiento físico que puede acompañar ese tránsito. En realidad, todo debe de ser más fácil, solo es cuestión de dejarse llevar, como hace tu protagonista en su desesperación, un buzo que se interna sin oxígeno (no le hace falta) en las profundidad para no volver a salir, formando parte de ese escenario, el agua, en el que parece que surgió todo. El final se une así con el principio en un círculo perfecto, como este relato, tan bien trabajado que no se puede leer solo una vez.
    Un abrazo, Juan.
    Gracias por todo, también por tus letras.

  3. Yolanda Nava Miguélez

    Jo, hacía mucho que no te leía tonta de mí…
    Parece fácil dejarse llevar hasta el fondo, pero no debe serlo.
    Relatazo que te has marcao, bueno de Nos.
    😉

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