04.El hueco monocolor
Decías que cuando estaba traviesa me gustaba ver el mundo en dos colores. Y era cierto que, haciendo de abogada de Lucifer, te arrastraba del blanco al negro, y viceversa, saltándome todos los grises. Ahora cactus después alga, comulguemos con manzanas y pequemos con el pan, miremos como un pájaro y como un reptil, seamos valle y también montaña.
Me observabas divertido, a veces escandalizado, adaptando a mis atajos tu flexibilidad: me regalabas una sonrisa, o una lágrima, para hacerme sentir normal y distinta. Pero sobre todo viva.
El mundo sin ti no tiene blancos, ni grises. Carece de luz. Transito cobarde por las horas, rehén de lo más oscuro, sin batalla que me inspire, sin tu latido vital, huérfana mi mano en el camino. Anonadada ante el vacío y el silencio que se construyen al disolverse la magia. Cactus, pan, reptil y valle. Incapaz de conjurarte, con un grito mudo horadándome el pecho.
Derrotada, muerta por dentro, pétrea por fuera. Me atraviesa tu imagen querida, tu rostro ausente, tu boca quieta, tus ojos helados. Sin una palabra más, desgarro mi ser al girar para alejarme hacia el destierro: ese lugar donde sobreviviré con tu recuerdo apuñalando eternamente mi alegría.
Nunca valoramos lo que tenemos, lo consideramos un factor permanente, dando por hecho que siempre estará ahí, hasta que se pierde. Hay huecos que no se pueden llenar con nada. Quien gozó del color y la alegría y los pierde no puede negarse que siga vivo, pero la ausencia de ilusión convierte su devenir en una suerte de piloto automático, pura inercia, un arrastrarse hasta que llegue el momento, una existencia anodina y gris en la que el entusiasmo nunca se podrá recuperar, porque cada persona es única e insustituible.
Tú lo cuentas infinitamente mejor que yo, transmitiendo un dolor duro y penetrante, al tiempo que cargado de belleza.
Un abrazo, suerte y feliz año, Eva.
Gracias Ángel. La pérdida provoca muchas veces una derrota que nos anula los sentidos y la voluntad. Un beso grande.
Nuestros mentores nos marcan, pero si su desaparición es prematura puede dejar una cicatriz eterna. Tu relato es un precioso poema, un canto al amor por quien nos ha amado y ha sabido darnos lo que necesitábamos en cada momento para poder percibir la riqueza de una vida multicolor. Para hacernos sentir normales y distintos. También muestra un destierro sumido en un dolor desgarrador, la vivencia de la pérdida.
Enhorabuena, Eva.
Un abrazo, feliz año y mucha suerte.
Muchas gracias Josep. Encantada de que te guste. Un abrazo.
Triste, muy triste, pero precioso. La oquedad de la ausencia nada la puede llenar. El recuerdo duele, pero también te dice que la vida sigue, y el paso del tiempo, tal vez, apacigüe esa ira de tristeza. Enhorabuena, Eva. Un abrazo y feliz año.
Gracias Salvador. Los huecos que no se pueden llenar pueden acabar succionándonos. Un abrazo.
Hola. Qué choque tan brutal entre el recuerdo y la triste realidad. Por desgracia, esos choques son demasiado reales y habituales; y lo has contado muy bien, genial. Abrazos.
Gracias Rafael.Creo que el recuerdo duele más cuanto más se aleja de la realidad. Abrazos.
¿Podrías hacer el favor de no escrbir tan bien? Gracias.
Podría intentar hacerlo mejor, de hecho suelo intentarlo siempre. Gracias Edita. Bicos grandotes.
Poesía en estado puro. ¿Se puede escribir mejor? Lo dudo. Un relato en blanco y negro que llena de un contraste de colores a todos los que te leemos. Triste y precioso. ¡Bravo!
Me alegra que te guste Pablo. Muchísimas gracias. Besos!
Te piden tristeza y añoranza y se la das con creces, además describiéndolo con brutal realidad al tiempo que poéticamente. ¿ Quien da más?
Preciso. Abrazo fuerte.
Por desgracia todos conocemos de un modo u otro la tristeza. Gracias Juan Antonio. Un abrazo.
¡¡¡Qué bien escribes, hija mía…!!!
Un besote cargado de pura envidia…
… pero no te creas que de la sana, ¡amos anda…!
Otro beso, preciosa.
Rosy, tú tampoco eres manca. Gracias preciosa. Mil besos.
Es precioso tu relato, Eva. Me ha dejado un regusto romántico a la vez que tristeza por lo perdido. Puedo imaginar a tu protagonista y sus horas de felicidad. Qué maravilla.
Un relato precioso, lleno de figuras originales que bailan alrededor de los protagonistas. Una vida así es lo que se llama VIDA.
Gracias por llevarme a ese mundo emocional tan poético y, para mí, colorista, a pesar de tus blancos y negros y de la escala de grises en que de vez en cuando tiene la costumbre de envolvernos, la tristeza.
Abrazos y suerte.
Muchísimas gracias Mercedes. Los colores están ahí por contraste, sí. Aunque a veces no los vemos hasta que todo se vuelve negro y los perdemos. Un beso grande.
Hola, Eva:
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Mucho sentimiento hay en tu relato.
un abrazo
Gracias M. Carmen. Un abrazo.