24. Naufragio (Rafael Loscertales)
Puso la caracola en su oído y escuchó el rumor del mar. Al cerrar los ojos creyó oír gaviotas, el aire arrastrando canciones de marineros y la sirena de un barco. Notó como aumentaba el viento hasta convertirse en un aullido. Llegó el estruendo de la tempestad, el batir de las olas sobre la cubierta. Escuchó el crujido del barco, la voz ahogada de Mario, los gritos de la tripulación. Y cuando sintió la insoportable presión del silencio bajo el mar, dejó caer la caracola y una lágrima.
Madre mía, qué cañonazo. Me ha encantado. Muchísima suerte, aunque no creo que te haga falta.
Gracias Esther. Ya sabes que las caracolas inspiran sonidos y micros. Abrazos.
Una caracola puede evocar cuanto de apasionante tiene el medio marino, que es mucho, todo un universo. Pero también presenta un lado implacable.
Hay que tener cuidado con lo que se imagina, intuye y siente, porque puede convertirse en realidad. De las genéricas gaviotas, imprescindibles en una estampa ideal, se puede pasar al peor de los dramas, con nombre propio incluido.
Un relato intenso y eficaz. Suerte y un saludo, Rafael
Gracias, Ángel. Me encanta eso que dices de tener cuidado con la imaginación. Abrazos.
¡Qué crescendo más maravilloso, Rafa! Entre caracolas te veas, Bro, jajaja.
Me encantó, en serio.
Gracias Toti. Me alegra que te haya gustado. Abrazos.
Hola, Rafael. Tu texto me parece escrito con mucho mimo y, creo que acertadamente, partiendo de la calma hasta que, tajante, la tempestad todo lo cambia. Pocas y escogidas palabras que constituyen casi un mundo, al menos para el protagonista y, por extensión, para el lector. Buen relato para empezar el año. Saludos y suerte.
Gracias, Jesús. Abrazos.
Intenso, poético, dramático, sentimental, delicado… Corto en palabras, pero largo en buena ejecución. Precioso.
Gracias, Edita. Nació largo en palabras y se fue acortando porque él mismo lo pidió. Abrazos.
Felicidades Rafa, maravilloso,
Un abrazo
Gracias, Javi. Un abrazo, crack.
Gran relato Rafa. Esa nave solo puede llevar a buen puerto. Me alegra reencontrarte por aquí. Saludos y mucha suerte.
¡Hey, Javier! Qué bien hallarte. Gracias y abrazos.
Tanta pena se destila de la tristeza… Un naufragio, una pérdida tan sentida y tan honda que su impronta permanece. Esa voluntad de sentir el mar cerrando los ojos y escuchando interiores de caracola, gaviotas, canciones de marineros y sirenas de barcos, sucumbe ante el recuerdo imborrable del naufragio, la desaparición de la tripulación, sus compañeros marineros que no tuvieron la suerte o la desdicha de ser sobrevivientes, como él.
Magnífico, Rafael, me ha encantado. Abrazo.
Gracias, Juan Manuel. Un abrazo.