25. LA NO CELEBRACION
Emocionada fue al supermercado y compró una tarta de tres chocolates, globos, una serpentina de colorines y un ramo de rosas de distintos colores.
Hoy, al igual que el año anterior, nadie la había llamado para su cumpleaños pero ella aún esperaba cumplir el rito que compartía hace 40 años con su mamá de celebrar con una fiesta a la hora del café. Esperó que dieran las cinco de la tarde, puso un disco de Mozart, sirvió cinco tazas de café con leche sobre la mesa y le puso velas a la tarta. Esperó hasta las seis, hasta las siete, pero de nuevamente nadie llegó, ni sonó el teléfono.
Esa noche, mientras dormía soñó que llegaba mamá y tomaban el café juntas cantando la flauta mágica a todo volumen, riendo y saltando en la cama. Al fin recibió ese saludo de cumpleaños que tanto había esperado.
Abrió los ojos, suspiró y pudo dormir en paz.
A veces la soledad es uno de los bienes más preciados, pero otras nos produce una enorme tristeza. Si a ella va sumada la nostalgia por una madre que ha dejado de estar, no sabemos por qué causa ni tampoco nos importa, antes de tiempo, creo que este micro es un traje a la medida del tema de esta convocatoria y además le sienta como un guante. Suerte María!!
Bssss!!