76 El amargo caldo de la tristeza (Juana Mª Igarreta)
Vidal nació ochomesino y en plena vendimia bajo el sol escurridizo de un atardecer de septiembre. La expulsión repentina del niño sobre un lecho improvisado de uvas negras provocó que el jugo procedente de los granos al romperse saltara por los aires, salpicando al bebé y a Rocío, su jovencísima madre. La boquita del infante se estrenó degustando unas gotas de aquel líquido violáceo a modo de inusual calostro. Rocío eligió sola el nombre; al padre de la criatura no tuvo ocasión de preguntarle, tenía otros pagos que atender.
El niño fue creciendo entre cosecha y cosecha, al compás intermitente del trabajo de una temporera. En múltiples ocasiones quiso saber de su padre. Al no hallar respuesta, una enorme tristeza enraizó en su interior, haciendo que sus ojos viajaran incansables de un vendimiador a otro en un vano intento de reconocerse en alguno de ellos.
Cuando Vidal tomó conciencia de que el silencio de su madre cimentaba el sustento de ella y el suyo propio, su tristeza derivó en amargura y, acarreando cestos rebosantes de racimos, se preguntó si su futuro no sería similar al de aquellos frutos cuyo destino inexorable acabaría pisando y exprimiendo.
Hoy en día la maternidad sin padre reconocido es una opción, pero hasta hace muy poco ser madre soltera suponía un lastre social, además de una carencia psicológica y económica, mal disimulada con silencio.
Este muchacho ve condicionada su existencia por ese padre que en realidad no tuvo, por muy biológico que fuese, teniendo que vivir de forma humilde con la sola temporalidad materna.
No quisiera equivocarme, pero pienso que la frase: «El silencio de su madre cimentaba el sustento de ella y el suyo propio» puede insinuar que el progenitor podría ser el dueño de esos viñedos.
Será difícil que escape de esa vida marcada desde el principio, que no comparta el destino de su madre, pisoteada y exprimida.
Una realidad muy triste y posible, en un relato lleno de fuerza y muy bien contado.
Un abrazo y suerte, Juana
Hola, Ángel, pues sí ahora las cosas van cambiando también para las madres solteras, incluso algunas eligen serlo. Aunque se siguen dando casos de hijos no reconocidos por los padres. Efectivamente, en este relato el padre es el jefe de esos viñedos y de muchos otros, por lo que la joven madre está abocada al silencio si quiere mantener el trabajo. Tampoco el hijo lo va a tener fácil para salir de esa atadura. Si a tus ojos he conseguido plasmar la tristeza de una forma contundente y encima lo he contado bien, me doy por más que satisfecha. Mil gracias por tu jugoso comentario y otro abrazo para ti.
Un relato en el que consigues transmitir la dureza de la situación que viven tan a menudo los temporeros en nuestra sociedad y como sus expectativas pueden quedar truncadas. La búsqueda de Vidal y el silencio de su madre, abocada a cimentar su sustento, nos lo muestran de manera descarnada. Lo más terrible es que el protagonista acaba lleno de amargura y pensando en un destino opresivo e inexorable. El relato incita a la reflexión y deja un efecto duradero en el lector. Enhorabuena, Juana Mª.
Aprovecho para decirte que, después de algo más de dos años, dejaré ENTC. Ha sido un placer poder comentar tus relatos y también recibir tus comentarios.
Te deseo lo mejor como escritora y en todos los ámbitos.
Un fuerte abrazo.
Hola, Josep Maria, muchísimas gracias por tu certero análisis del micro y generosa valoración del mismo.
La verdad es que me acabas de dar un disgusto al compartir tu intención de abandonar ENTC. El placer de recibir tus valiosos, por lo interesantes, comentarios, no tiene precio. Aunque no soy muy ducha en esto de comentar, de hecho lo hago poco, también he disfrutado dejando mi visión en tus relatos, siempre llenos de imágenes potentes y muchas veces denunciando injusticia.
Igualmente te deseo todo lo mejor en todos tus planes. Y en caso de que cambiaras de decisión, aquí me encontrarás.
Un abrazo agradecido muy grande también para ti.
Hola, Juana. Podrá ser triste la historia de Vidal, podrá ser triste ese destino futuro que Vidal ya supone marcado por la falta de raíces y de padre (y en cuanto a este último, opino igual que Ángel: ¿quién otro va a ser sino el dueño del viñedo, que le da ese sustento a él y a su madre, y que a ella la obliga a callar?) pero, en compensación, está tan bellamente contada su historia, con símiles vitivinícolas tan bellos, que la tristeza que puede producirnos se endulza con el sabor del vino…
El tuyo es un.micro de esos que da gusto leer.
Cariños,
Mariángeles
Hola, Mariángeles, casi no sé qué decirte, que hayas encontrado tanta belleza en medio de tanta tristeza es para mí un auténtico regalo. Suelen decir que las canciones más bellas suelen ser muchas veces las más tristes, esa ha sido tu visión del relato.
Mil gracias por tus generosas palabras. Cariños también para ti
Surcos de silencio cimentados por la necesidad. Un camino que parece ya labrado, y que solo un brusco viraje cambiará. Un relato donde la tristeza y la nostalgia se entremezclan con la desigualdad y con la dureza de la tierra. Gran relato, Juana. Un abrazo y suerte.✍
Hola, Salvador, me dejas un resumen muy atinado del micro. Sí, como dices, ese brusco viraje para que cambie el destino de Vidal parece poco probable. Aunque la vida a veces nos da sorpresas; al menos él ya ha comenzado a preguntarse por su futuro. Muchísimas gracias por pasarte y tu generosa valoración del relato.
Ah, y un abrazo también para ti, Salvador, que me lo había dejado.
Al leer tu relato, que me encanta, no pude evitar revivir una historia similar, pero real, de una mujer cercana a mi familia, ocurrida antes de que yo naciera (ya hace unos años que falleció, después de vivir más de un siglo, siempre en silencio) que inspiró un relato mío publicado en esta casa, a modo de homenaje.
Hola, Edita, me alegra saber que el micro te ha traído a la memoria la imagen esa mujer fuerte, que a pesar de sobrellevar el peso del silencio a cuestas tuvo una vida tan longeva. En verdad se merecía tu homenaje.
Muy agradecida de que te hayas pasado por aquí. Un abrazo desde Pamplona.
Cuanto me ha gustado el principio de tu cuento Juana, y el final, el cuento entero, pero el principio me parece tan potente. Te deseo mucha suerte!!
Bessssss!!!
Hola, Juancho, pues cuánto me alegro de que te haya gustado, aunque sea sobre todo el principio. Si he de serte sincera estoy totalmente de acuerdo contigo. El comienzo es más potente, de hecho a lo único que le di más vueltas fue al final.
Mil gracias por pasarte y dejarme tus generosas palabras. Besos también para ti.