88. Rompecabezas
Con una sonrisa le toma las manos. Se acerca y le besa en la cara.
-No se preocupe padre, esto lo vamos a sacar adelante, con paciencia, con mucha paciencia -Así da comienzo el día después.
Sobre la mesa camilla el puzle espera, hoy una pieza, otra, otra… poco a poco va tomando forma, el dibujo va apareciendo.
Una sonrisa premia el esfuerzo.
-Vamos que ya queda menos.
“Ya queda menos, maldita sea, cada vez queda menos” -piensa, pero no dice palabra.
Los días se suceden y la curva sube y baja. A veces las angustias ganan la partida y el puzle tiene que esperar. Los ciclos cada vez son más agresivos. También las recuperaciones. Las sonrisas van escaseando y, a solas, el océano se desborda.
Acaba de despedirse y, a su vuelta, la vista le lleva hasta la mesa camilla donde el puzle espera ser concluido.
Sus dedos juguetean con la única ficha que queda por poner.
Una persona aquejada de una grave enfermedad ha de soportar sufrimiento físico e incertidumbre. El tiempo y la paciencia juegan un cóctel difícil de sobrellevar. Armar el puzzle que se propone el protagonista, pieza a pieza, puede significar un reto y la esperanza de que todo se puede superar, de que es capaz de seguir y soportar, de hacer cosas incluso en su estado. Se marcó como objetivo terminarlo, con toda la simbología que ello supone. De ahí sus titubeos al llegar la hora de concluirlo; quizá piense que ya no tendrá tiempo de hacer más, o que esa última figura con la que completará la obra será también la del fin de su vida.
Un relato triste, según la propuesta, pero también un canto a la resistencia. Mientras tenga ganas de jugar, también las tendrá de vivir y habrá un espacio para la ilusión.
Un abrazo y suerte, Virtudes
Si Ángel, la enfermedad era un cáncer muy agresivo.
La lucha entre dar esperanzas y saber que éstas no eran posible, suponían un esfuerzo titánico. Has dado como siempre en la diana, las fichas del puzle es el paso a paso, el esfuerzo del enfermo.
Solo el final no es el que yo he plasmado, la ficha que queda es la que habrá de poner la hija, pues el ya no está.
Gracias Juan por la observación. Mi relato está basado en una historia real, no de este momento pero sí real y cercana. Un abrazo.