23. EL LABERINTO DE ARIADNA
Recostada sobre la arena, Ariadna dormita en la orilla, arrullada por las olas. Acorralado detrás de una pared, el hombre tiembla de terror ante los bramidos furiosos del animal. Debería hacerle frente como el héroe que dice ser, pero su brazo se encoge como el de un cobarde.
Ajena a las súplicas, a los alaridos, a los golpes de mortales embestidas, Ariadna se da la vuelta hacia la escollera, donde el barco se balancea anclado. Sueña con el castigo del embaucador a manos de su monstruoso cómplice. Por esta vez, con la certeza de no haberse dejado engañar por el tipo que amó y que le había jurado que nunca la abandonaría.
Cómo me gusta este giro de la historia, la venganza de Ariadna. Reescribir a los clásicos tiene estas posibilidades.
¡Muchas gracias, Paloma!
Si uno ha de vengarse que sea con saña. Excelente vuelta de tuerca al mito de Ariadna. Mucha suerte, amigo Jesús.
¡Muchas gracias! Un abrazo.
Ole por Ariadna.
Suerte, Jesús!
Besosss
¡Muchas gracias, Nuria! Besos.