55. Madrid – Benidorm
Mario y yo nos queríamos pero nuestras familias no aprobaban la relación. Cuando nos besábamos sentía ratoncitos traviesos correteando por mi estómago. Nos conocimos en un taller de repostería y, entre bizcochos y tartas de manzana, encajamos como piezas de Lego. Cansados de prejuicios decidimos huir a un lugar cerca del mar. Durante el viaje en autobús Mario se dio un atracón de de galletas Príncipe y Coca-Cola. El señor del asiento de delante podía hacerse una brocha con todo el pelo que tenía en las orejas. En el hotel nos dieron una habitación con vistas a una pared y Mario, a pesar de su miedo a contrariar a la gente, decidió bajar a reclamar. Impávido, armado sólo con la riñonera de España 82, avanzó hasta la recepción. La discapacidad que compartíamos y que hacía que la gente nos mirase con cara de pena de pronto pareció una anécdota. Con la resolución invencible de sus veinte años, decidido a no pasarle ni una más a la vida, dijo con voz clara.
– Hemos reservado una habitación con vistas al mar, y queremos una habitación con vistas al mar.
Aquel día supe que los héroes también llevan riñonera.
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La dichosa vergüenza ha malogrado muchas posibles relaciones antes de iniciarse, sin darles una oportunidad, como también muchos buenos deseos que quedan sepultados en cobarde resignación. Nadie debería nunca dejar de decir lo que debe en cada momento, incluso reclamar lo que se piensa que corresponde en derecho. Los resultados nunca están garantizados y el esfuerzo es enorme, pero con independencia de ello, superar ese muro invisible, como hizo Mario, héroe con riñonera, merece todos los reconocimientos.
Un abrazo y suerte, Lucas
Pues sí Ángel, y cuando por fin pierdes la vergüenza ya está casi todo dicho en tu vida. Me hace mucha ilusión leer tu comentario, otro abrazo para ti.
Me ha parecido entender que estos chicos, a parte de ser vergonzosos o tímidos, podrían tener alguna discapacidad y es por eso que estaban hartos de que se metieran en su relación. Ha sido curiosa esa frase en que hace relación al pelo de las orejas del señor, eso ocurrencia me ha hecho pensar también en lo que te comento al principio. Quizá por eso se explica que quisieran tomarles el pelo dándoles una habitación fea. Pero, siempre triunfa el amor y ahí lo manifestó él, imponiéndose a los que siempre quieren imponer su voluntad. Me alegra que el chico haya sacado toda su decisión.
Una buena historia, Lucas. Feliz noche.
Mercedes, muchas gracias por leerlo y por tu comentario. Sí, de eso va la historia, de los prejuicios que aún tenemos sobre las relaciones de parejas con algún tipo de discapacidad intelectual.