63. Trapos sucios (Adrián Pérez Avendaño)
Ayer, paseando por la sección de “Utensilios de cocina y Repostería” de Ikea me llamó la atención un rótulo que señalaba los cajones que había bajo la encimera y decía: “Trapos Sucios”. Al abrir el primer cajón encontré una pila de paños de cocina perfectamente doblados y perfumados, con apariencia de estar recién salidos de la fábrica. Tomé el primero de ellos y lo extendí por completo para comprobar que, en letras bordadas, había algo escrito: “Tuve un lío con mi vecina”. Tras digerir aquello, sentí una enorme curiosidad y cogí el siguiente. Lo desplegué para ver su contenido: “Perdí seis mil euros en las apuestas”. Y luego hice lo propio con otro más: “Guardo una colección de películas porno en el armario”. Así, fui sacando de la cajonera hasta una docena de trapos cuyos mensajes cada vez me desconcertaban más.
–¿Le puedo ayudar? –preguntó de repente alguien a mis espaldas.
–Solo estaba mirando, –respondí sin saber qué decir ni ser consciente de la que había liado a mi alrededor.
Conduciendo de vuelta a casa, seguía sin poder quitarme de la cabeza la absurda idea de que alguien llevaba mucho tiempo espiándome.
A nada que escarbemos un poco, todos tenemos nuestros trapos sucios. El problema es cuando se airean y se convierten en pública vergüenza. También es posible que tu protagonista hiciese un viaje interior, descubriendo unas cuantas miserias a las que hasta entonces no había dado demasiado importancia, y luego se arrepintió de muchas cosas que, tal vez, debiera haber hecho de otra manera, o no haberlas hecho nunca. A veces no hay juez más severo que nosotros mismos.
Un relato original y una reflexión interesante
Un saludo y suerte, Adrián
Hola, Ángel. Gracias por ser siempre el primero en desgranar las historias que van surgiendo por aquí. La segunda interpretación que haces me parece interesante: yo no había llegado hasta ahí a la hora de plantear el microrrelato pero es totalmente válida. Así que gracias de nuevo por hacernos mejores al resto gracias a tus aportaciones.
¡Qué bueno, Adrián! Enhorabuena.
¡Muchas gracias, Elena!