03. Soberbia (Marisa Martínez Arce)
La veía pasar con su vestido blanco de percal. Altanera, ufana. Mirando por encima del hombro a todo aquel que se le cruzaba. La barbilla alta, la mirada desafiante. Hacía años que bebía los vientos por aquella chica, desde que íbamos a párvulos. Jamás me dio una oportunidad.
El tiempo no perdona, los años pasan. Se le bajaron los humos, aunque demasiado tarde, para entonces me había enamorado de otra. Ahora, era yo quien paseaba por su calle: primero de la mano de mi novia, más tarde agarrado del brazo, de la que ya era mi mujer. No lo hacía por fastidiar, es que el pueblo era pequeño. Ella, nos miraba desde su ventana bajando la cabeza, corroída por la envidia y los celos.
Las vueltas que da la vida, ¿verdad?
Mucha suerte. Un abrazo, Marisa.
La vida, al final, acaba dándole a cada uno lo que merece. La soberbia nunca ha llevado a ningún lado. Es de sabios rectificar, pero siempre y cuando se haga a su debido tiempo. Envidia y celos es el justo precio a pagar por el «jamás me dio una oportunidad».
Un abrazo y suerte, Marisa