OCT183. COMO ALMA QUE LLEVA EL DIABLO, de Mercedes C. Velázquez Manuel
Postrado sobre el suelo húmedo y con la mitad de su cuerpo paralizado, oía asustado el sonido metálico de unas firmes pisadas acercándose. Se revolvió todo lo que pudo sobre aquellas losetas hidráulicas diseñadas con motivos geométricos y florales. Sus brillantes ojos negros parecían saltarse de sus órbitas, al tiempo que esperaba la llegada inminente de aquellos pasos desconocidos. Mientras, su corazón menudo aparentaba salirse por cualquier resquicio de su cuerpo, a poco que hiciera el más mínimo esfuerzo de querer salirse con la suya.
Y la suya no era ni más ni menos que permanecer atrapado en una pinza plástica, en cuyo interior estaba estratégicamente colocado el oloroso cebo. A la primera de cambio, y con solo rozarla levemente, quedó capturado para siempre como si de una gran mandíbula acerada se tratara. La agonía mortal le vendría lentamente por inanición y por su lucha desesperada.
La portadora de los tacones de aguja de considerable altura, nada más llegar a la puerta y vislumbrar el diminuto cuerpo retorciéndose, tendido e inmovilizado; saltando y gritando de miedo, huyó despavorida como alma que lleva el diablo, dejando uno de los tacones al lado del hocico empurrado del pequeño roedor peludo y desmadejado.
Me encanta el relato. Es ingenioso y enfoca el asunto desde una óptica mínima, la del ratón, lo cual lo dota de mayor fuerza aún. Fíjate que hasta me ha dado pena el animalillo y eso que yo actuaría como la tipa de los tacones de aguja de alta altura, aunque sin tacones claro.
Mucha suerte, Tanci, y un gran abrazo.
Hola Ana. Muchísimas gracias por tu comentario y por acercarte a leer mi relato. Yo no puedo decir lo mismo de todos los relatos. La verdad es que no tengo todo el tiempo. E incluso te pido disculpas porque tampoco me acerqué a tu último relato. No el de este mes que deseo comentar. Sino al anterior. Aunque he seguido algún discurso. Espero que estés bien. Lo he deseado y he pensado dónde podría contactarte. La verdad es que me salió un relato un poco infantil. Por aquello del ratón, el miedo, el salto de la de los tacones… pero siempre a última hora me apuro para poder participar. Y si despertó el interés hasta el final, no sabes lo contenta que me dejas. Siempre tu opinión me ha llegado. Un abrazo Ana Y te deseo lo mejor para ti.
Isabel, agradecida de tus palabras y también agradecida porque te detienes a leer a conciencia regalándome todo un lujo de comentario. Sabiendo yo lo que detesta a estos bichos, pues que te haya caído simpático es un elogio. La verdad es que no he podido visitarte, pero ya pasaré por tu relato y dejaré mi impresión. Espero que todo vaya bien y claro que también deseo la mayor suerte para ti. Tus letras y tú se lo merecen. Un abrazo grande.