82. Peligro inminente (Óscar Quijada Reyes)
Mi novia solía acompañarme hasta mi sitio de empleo en la mañana. Aprovechó para reclamar quienes eran las mujeres con las que andaba el día anterior. Eran una tía y su hija, mi prima hermana, pero a pesar de mi explicación, noté su incomodidad. Algunos dicen que es extremadamente celosa y mantiene vigilados a sus familiares, novios y amigas. Hasta le atribuyen el asesinato de su novio anterior, muerto tres años atrás. Por otro lado, no comparte nada, ni siquiera videojuegos y otros aparatos. Jamás conseguí que me prestara una de sus cosas. Lo de ella es solo para sí misma, mientras que lo que pertenece a los demás también es de ella.
Mi mañana fue agitada y, en la pausa de mediodía, salí apurado por unos accesorios telefónicos. Encontré a una amiga de la familia y platicamos unos minutos, es una mujer de bastante edad. Cuando regresé, vi que a través del inmenso ventanal que está fuera del establecimiento, estaba mi prometida con su mirada penetrante y los brazos cruzados. Una nota en mi escritorio me puso los nervios de punta: “No son celos ni envidia, pero verte con otra me fastidia”.