Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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19. Los esfuerzos capitales de una madre (Antonio Bolant)

–¡Avaricia!, termínate tu ColaCao y devuélvele los platos de huevos con panceta a Gula. Y rapidito, que llegamos tarde. No quisiera perderme el primer sermón del nuevo párroco redactado por vuestra hermana Soberbia. Ya sabéis lo bien que lo hizo con los que escribió al anterior padre y que éste declamaba con tanto énfasis. Lástima que el revuelo levantado por algunas feligresas provocara que el arzobispado lo trasladara.

Envidia y Lujuria: vosotras dos os quedáis en casa, estáis castigadas. No pienso tolerarte más pataletas de celos en plena homilía por no ser tú la redactora de los sermones. Respecto a ti, Lujuria, ya hablaremos con calma sobre esos traviesos influjos que lanzabas al padre Anselmo y que sospecho tuvieron que ver con su destitución.

Y a ti, Ira, no te lo repito más. Me da igual si te aburres, no puedes quedarte en casa con tus hermanas, y punto. Así que frena ese enfado y no sigas protestando que nos conocemos.

(“Señor, qué agotamiento. ¡Y qué pereza todo!”)

¿Podemos irnos de una vez?

–¡¡¡Sííí mamááá!!!

1 Response

  1. Ángel Saiz Mora

    Nadie es perfecto y todos hacemos agua por alguna rendija, o por muchas. Gracias a tu relato, del que se disfruta, como no puede ser de otra forma dada la calidad probada de su autor, he aprendido también que los siete pecados capitales tienen género femenino, algo que, al margen, merecería, al menos, una reflexión.
    Esta madre tiene por delante un ingente trabajo educativo para tratar de poner orden en sus seis díscolas hijas, cada una con sus cosas; pero una madre, si es como son la mayoría, como debe ser, hace cualquier esfuerzo por su descendencia, incluso aunque sea la misma Pereza personificada.
    Un relato que divierte, muy bien construido, válido para la presente convocatoria como también para otras, pues entre otras virtudes, en contraste con los pecados que muestra, tiene la de ser multiusos, como las navajas suizas, con una sufrida y esforzada mujer que merece todo el reconocimiento.
    Un abrazo, Antonio
    Suerte