18. LOS COLORES DE LA FELICIDAD (Rosalía Guerrero Jordán)
La pequeña chapotea en un charco, ajena al aguacero: primero una pierna, luego la otra, después dos saltos. La gente pasa junto a ella, apresurada y con los paraguas abiertos, como si así pudieran esquivar la borrasca.
La niña les ve pasar sin entender por qué se esconden, si el agua es blandita y suave y no hace daño.
Ya hay un océano dentro de sus botas nuevas, plástico rojo salpicado de ositos blancos. Un resbalón la sienta de golpe, y su pantalón rosa se vuelve marrón. Mira asustada a su madre, que la observa sonriendo desde el refugio de su paraguas violeta.
—Vamos a casa ya. Papá ha preparado chocolate caliente y bizcocho para merendar.
Un brillo goloso se asoma a sus ojos verdes. Con una zancada tan larga como sus piernas le permiten abandona su minúsculo parque acuático, y su manita atrapa con vehemencia la que su madre le tiende. De camino a casa comienza a escampar, y un trocito de cielo azul se asoma entre las nubes grises, como si el sol quisiera acariciar sus enmarañados cabellos dorados.
Un arco iris en el cielo es como un ave fénix que resurge tras una tormenta. El colorido suele ir asociado a la alegría, a momentos sencillos y dichosos, por algo será. La actitud y la buena compañía ayudan a completar la escena. Los días lluviosos y grises también tienen su encanto, pero no es lo mismo.
Un abrazo y suerte, Rosalía
Además, ¿hay mayor felicidad para un niño que chapotear en los charcos sin que nadie le riña?
Como siempre, gracias por tus palabras, Ángel.
Como he comentado en otro micro, los días de lluvia le llevábamos las botas a nuestra hija a la salida del colegio para que saltara entre charcos y dejase sus huellas en el barro. Era genial ver su cara. No sé si recuerdo los colores, pero sí las sensaciones, y tu texto me ha llevado de nuevo a ellas. Mil gracias, Rosalía. Un texto genial. Suerte y abrazos.
Cierto, parece que fue ayer cuando recogía a los peques al cole y les dejaba saltar en los charcos. No importaba que se mancharan y mojaran, si total, al final iban a acabar a remojo en la bañera…
Saludos y gracias por tus palabras.