Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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10 AÑOS ENTC: EXTRAÑOS EN UN TREN


Esta es la convocatoria de celebración de 10 AÑOS ENTC.

En esta entrada del blog tenemos el vídeorrelato

EXTRAÑOS EN UN TREN, de Eduardo Solana

Ganador de la 8ª convocatoria ENTC en el año 2018.

 

Solo podrán participar los usuarios o participantes de ENTC a lo largo de sus 10 años.

La participación en el concurso será posible a través de  este formulario desde el que se enviará el relato y el seudónimo correspondiente. La organización se encargará de publicarlo debidamente firmado con el seudónimo que nos indique en un plazo de 24 horas.

El relato será INÉDITO de un máximo de 150 palabras (sin contar el título) y tendrá que enviarse antes de las 23 horas (hora peninsular) del DOMINGO 23 DE ENERO DE 2022 cumpliendo estas dos condiciones:

 

CONDICIONES

    • 1 El relato responderá a una composición libre, pero deberá mostrar claramente algún vínculo en el tema, trama, personajes o ilustraciones que podéis ver en el vídeo superior… dicho de otro modo, se mostrará claramente inspirado en parte o todo este videorrelato.
    • 2. En el título o dentro del texto del relato participante debe insertarse un fragmento literal de al menos 4 palabras extraído del relato del vídeo. No se permite variación de tiempo, género, número, ni orden… LITERAL. DE 4 PALABRAS MÍNIMO. Este fragmento, para que sea fácilmente identificado por el jurado… TENDRÁ QUE APARECER EN MAYÚSCULAS.

 

Consultadnos cualquier duda. Revisad bien el texto antes de enviarlo porque, una vez publicado no habrá posibilidad de corregir ni reeditar.

A finales de enero de 2022, el autor del presente videorrelato elegirá entre todos los presentados en esta publicación un relato que participará como FINALISTA para el concurso 10 AÑOS ENTC.

El fallo final del concurso se dará a conocer durante la celebración del 11 ENTCUENTRO celebrado en Arzúa en el próximo mes de marzo.

24 Responses

  1. JAMS

    CIRCULAR, de Subway

    Cada mañana a las nueve y diez VUELVEN A SUS ASIENTOS del vagón de metro, se apean en la misma estación y repiten, una tras otra, las mismas rutinas: tomar un croissant a la plancha y un café en el bar de la esquina, subir la persiana de la zapatería, despachar proveedores y pagar facturas, quitar el polvo de las baldas y barrer, revisar el género, calentarse en el microondas del almacén la fiambrera con la comida y seguir atendiendo clientes hasta las ocho. Los sábados, si hay lío, hasta las tres. «Se pasa la semana volando, eh», le dice el hombre a su mujer mientras vuelven a sus asientos del vagón de metro, se apean en la misma estación y dedican el resto del fin de semana a descansar hasta que el domingo al anochecer, mientras se ponen el pijama, piensan lo rápido que se va la vida.

  2. JAMS

    EN BUSCA DE EMOCIONES, de Respiración

    Buscando emociones, inicia la rutina de sus últimos 30 años y se sienta a esperar el tren de las doce.
    Como un autómata, sin juicio y sentimiento, lleva una vida aburrida y, completamente, despersonalizada.
    Cumple ochenta años. Presiente y desea que, hoy, algo interesante le suceda.
    Alguien arroja por la ventanilla del vagón un bulto. Lo recoge por curiosidad.
    – Tal vez sea el inicio de ese cambio servido en bandeja de karma-.
    UN BOLSO ROJO MUY GASTADO yace sobre el andén. Desconcertado, lo abre. Está vacío.
    Sus neuronas se enardecen. Pasea, ostentosamente, por la calle principal de la provinciana ciudad con aquel bolso. Inicia, desafiante, su ingenua rebeldía.
    Ramón no sabe que el interior esconde varios diamantes y que una sombra le persigue.
    ¡Disparos! Cae al suelo. A su lado el bolso con el forro destrozado y la desconocida sombra del tren huyendo.

  3. JAMS

    BILLETES, POR FAVOR…, de Ladybug

    Se sienta en un banco en el andén, con sus zapatos de tacón, y si no fuera porque su bolso es rojo, pareciera que estamos hablando de una canción. Pero ni se llama Penélope ni espera ningún tren, solo se acerca cada mañana un ratito —en cuanto deja a su peque en el colegio—, para verlos pasar. Como lo hacía antaño cuando le traía a su amor el bocadillo de tortilla calentito. La parada era mínima pero suficiente para darse un beso y tocar sus manos.
    Llevaban meses buscando un hijo y aquel día para anunciárselo se puso de domingo. Pero esta vez, el tren pasó de largo, no paró en su estación. Al rato le dijeron que la policía perseguía de vagón en vagón a un criminal CAPAZ DE CUALQUIER COSA.
    Todavía no se ha hecho justicia. Era un simple revisor.

  4. JAMS

    CONVERSO, de Belfegor

    Coge el tren con dirección a Atocha, hace frío. El primer vagón está lleno, se carga la mochila al hombro y camina entre las filas de asientos, pasa al segundo y encuentra un asiento.
    En la siguiente parada entra una chica muy guapa y se sienta a su lado. Se sonríen, aparta la mochila Y HACE SITIO PARA LA MALETA DE ELLA.
    Se dicen los nombres, de dónde proceden y charlan animadamente.
    Omar, a veces se queda callado, mira por la ventanilla y ya no sabe qué hacer.
    Están llegando al final del trayecto, pone la mochila entre sus piernas, mete la mano y activa algo.
    Ella abrió su bolso, coge un papel y escribe, se lo da y le comenta que estaría encantada de volver a verle.
    Están llegando a Atocha, ayuda a coger su maleta, vuelve a meter la mano en su mochila y la desactiva. La abandona.

  5. JAMS

    INSPIRACIÓN SOBRE RAÍLES, de Bartleby

    Etelvino Cifuentes, en el compartimento ocho, del segundo vagón, viajaba desde Coruña a Madrid a presentar al ministerio su propuesta de investigación. Aún dudaba hacia qué área de la medicina orientar su trabajo. Al mediodía, algún viajero saca una fiambrera de pollo con tomate y ofrece al resto que LO AGRADECE CON UNA SONRISA liberadora. Enseguida otro pasajero corresponde con una tortilla de chorizo y un queso de oveja. No se demora una bota de vino peleón que anda lubricando gaznates y enturbiando voces. Al llegar a la estación del Norte, Etelvino tenía clara su propuesta: El influjo de los trenes de largo recorrido en el colesterol.

  6. JAMS

    LAS CIRCUNSTANCIAS DE MARTA, de Egomet

    A Marta, ya le mosqueó su actitud cuando entraron juntos en la estación . No era la primera vez que encontraba un tipo así. Él le cedió el paso con afectada galantería y Marta esbozó una media sonrisa. Cuando volvieron A COINCIDIR MAS TARDE EN el tren de cercanías, ella trató de ignorarlo concentrándose en el móvil. Pero él parecía empeñado en seguir con su particular juego y se situó estratégicamente. Dos estaciones más adelante Marta levantó la vista y se topó con aquella mirada de cernícalo clavada en ella. De pronto vio subir a Lucas, aquel orteguiano de pro, siempre a la expectativa, y se le abrió el cielo. Súbitamente olvidó sus reticencias y se abrazó a él que se dejaba querer con cara de circunstancias. Enmarcado al fondo del vagón semivacío quedó aquella mirada despectiva que intentaba diluir su frustración más allá de las ventanillas.

  7. JAMS

    ALMAS GEMELAS, de El Principito

    Mi asiento estaba enfrente del suyo, una agradable coincidencia porque lo estuve observando en el andén y me gustó.
    Él colocó primero su bolsa roja en el portaequipajes y luego me ayudó con mi maleta. Le dije gracias y me correspondió con una sonrisa que le devolví mientras nos sentábamos.
    Más tarde se levantó, se colgó su bolsa y salió al pasillo. Lo seguí con disimulo hasta el vagón cafetería donde me hice la encontradiza y entonces le di conversación.
    Parecía que yo también le gustaba y me insistió en invitarme al desayuno.
    Cuando volvimos al compartimento hubo un cruce de miradas, un roce al correr las cortinas y el traqueteo combinado con los somníferos que le había puesto en el café hicieron el resto.
    Yo me bajé en la siguiente parada, allí se quedaron la bolsa roja vacía, el ladrón durmiendo y unos policías buscándolo POR TODO EL TREN.

  8. JAMS

    PROPÓSITO DE ENMIENDA, de Carballo

    VIAJA SOLO, CON UN BOLSO ROJO, que coloca en el portaequipajes antes de salir a apurar un último cigarro, mientras espera a que salga el tren.
    Luego se sube a su coche cama y cierra la puerta con llave.
    Atrás deja a sus perseguidores, atareados por encontrar su pista.
    Espera llegar a Barcelona para desde allí coger un crucero que le lleve a Venecia. Luego tomará un vuelo a Brasil para escapar con los diamantes robados a la mafia, que transporta cosidos en el cuello de su abrigo.
    Si lo consigue- piensa- empezará una nueva vida más sencilla, apartado del mundo de la mafia, del tráfico de arte y de joyas, para formar una familia con alguna bella mulatita.
    Y se promete que jamás, jamás, volverá a delinquir…
    Eso si lo consigue, claro…

  9. JAMS

    FUGITIVOS, de Matilda Johnson

    Cuando esta mañana salió de casa empujando una maleta sin hacer ruido, quiso pensar que esta vez sería CAPAZ DE CUALQUIER COSA; y de hecho lo había sido. Después de comprar un billete para el primer tren y tomar un café con su compañero de compartimento, las charlas, las miradas y las circunstancias la habían conducido a los brazos de este hombre que huía de la policía, como ella de su marido.

  10. JAMS

    LA CHICA DEL METRO, de Rizzitos

    Se sienta en un banquito en el andén del metro, con sus converse amarillas, y si no fuera porque su bolso es también amarillo, pareciera que estamos hablando de un disfraz. Pero ni se llama Pollo ni espera ningún metro, solo se acerca cada mañana un ratito a estudiar —en cuanto se levanta por las mañanas—, para ver pasar a la gente. Como lo hacía siempre, además de engullir, su bocata de calamares recién hecho. Rico, muy rico. Como siempre.
    Al comerse el bocata, se manchó sus zapatillas. Pero esta vez, no se maldijo a ella misma por haberse manchado, aprendió la lección de aquella vez, cuando se dijo aquellos palabros tan feos, tanto, que fue CAPAZ DE CUALQUIER COSA por no ensuciarse sus nuevas converse.

  11. JAMS

    DESVENTURA, de Amanita

    Persiguen a un asesino escurridizo que usa el tren para desplazarse. Solicitan colaboración ciudadana. Isaura ve en la noticia del periódico la posibilidad de aventura que anhelaba. Haber leído la obra completa de Agatha Christie debería servir para algo. Se dirige rauda y decidida a la estación más próxima.
    Después de varios viajes con rutas dispares, hoy cree haberlo encontrado. Isaura ES CAPAZ DE CUALQUIER COSA con tal de cazarlo: lo sigue por el pasillo, finge un traspié para tocarle y provocar la conversación, le pide trasladarse a su compartimento por no viajar sola, consigue averiguar el destino del sospechoso… Están parados. Simulando ir al baño, llama a la policía. Regresa enseguida, no quiere perderlo de vista. Cuando entra, ni rastro del individuo y su bolso inconfundible. Lo busca desesperadamente por todo el tren, sin éxito. Se apea en la parada siguiente y compra un billete de regreso a casa.

  12. JAMS

    DESCONOCIDOS, de Doña Urraca

    Al entrar en el vagón, él empuja galante su maleta roja y gastada hacia el fondo del portaequipajes y hace sitio para la de ella, algo más pequeña, algo menos ajada. Charlan y DESCUBREN QUE SU ESTACIÓN DE DESTINO ES LA MISMA —¡Otra coincidencia!, dicen al unísono—. Quedan en verse otro día. Al salir intercambian por error las maletas. Él no la nota más pequeña, ella no lo encuentra más estropeada.
    Una semana más tarde acuden a la cita. Se toman varias copas. Ríen. Ella lo invita a su apartamento, él acepta. Suben. Ella está muestra confiada, él domina la situación. Intercambian las maletas, la de ella está llena de angustia, la de él, de lascivia. Ella se queda sola con la maleta repleta de repugnancia. Él la deja tirada en el suelo, abierta, sucia, vacía. Ella llora, él se toma otra copa camino de su casa.

  13. JAMS

    EL DESCONOCIDO, de Ardilla Roja

    Subió al tren buscó su asiento colocó la maleta HACIA EL FONDO DEL PORTAEQUIPAJES y se sentó. Al rato entra un hombre en el compartimento , se sienta justo enfrente y con una sonrisa le saluda, lo que hace que ella le corresponda de igual forma. La situación le resulta incómoda .ya que están los dos solos, lo que le lleva a sacar un libro y abstraerse en la lectura.
    Pasado un rato el hombre sale lo que hace que ella se relaje y deje de leer. Al momento suena un teléfono y se percata de que está en el asiento del hombre y al no responder deja de sonar.
    Pasados unos segundos vuelve a sonar y la mujer instintivamente responde y una voz del otro lado le dice.
    —Ya tengo los diamantes, te espero donde acordamos
    Atónita la mujer cuelga y reconoce esa voz,¡¡ era la de su marido.!!

  14. JAMS

    CHOQUE DE TRENES, de Wenceslao Izquierdo

    Cuando descubre QUE SU ESTACIÓN DE DESTINO ES LA MISMA, idea un plan para coincidir con ella durante el trayecto. Pero no prevé la incompatibilidad de caracteres.

  15. JAMS

    Têt à têt, de Elder Lamaleta

    Igual al vagón de equipajes eran de estrechos los abrazos y los besos. Con el “Piii, última parada”, finalizó el fugaz noviazgo entre maletas y bolsos tirados por el suelo. Por la ventanilla observaron policías haciendo preguntas. Se miraron y, como por arte de magia, retomaron su relación.
    -Hi, soy Houdini, dijo con acento británico. Vestirse de mujer es la mejor forma de ocultarse como hombre, desveló sacándose peluca, vestido y prótesis mamarias.
    -Encantada. Y así se esconde una mujer, vistiéndose de hombre. A mi… me dicen Coperfield, respondió mientras, junto a pantalón y chaqueta, se quitaba el vendaje de sus pechos bajo la camisa.
    -¡My God, dear Coperfield! Ahora, si aceptas, cambiamos los papeles. Tú sales de guapo con… esta maleta nueva -la cogió del montón-, y yo de femme fatale con… este BOLSO ROJO Y GASTADO.
    -Sí, acepto.
    -Can I kiss you?
    -Ya estás tardando, mon amour…

  16. JAMS

    CONSECUENCIAS DE VIAJAR EN TREN, de Onírica

    El padre de Anita murió en un accidente de coche. Ella creció en un baile de brazos entre su madre y su abuela. Cuando esta última empezó a perder la cabeza confundía a menudo a la hija con la nieta.
    “Que cómo se pudo entregar a un hombre al que acababa de conocer en el tren…”. Esas palabras las recibió Anita perpleja, constatando el empeoramiento súbito de la demencia de la abuela.
    “A veces sueño que ha vuelto. Viajamos juntos en el tren, como aquel día…”. Ahora era su madre la que cuchicheaba con su mejor amiga en la cocina.
    Anita no puede aguantar más la curiosidad, ni la rabia. ES CAPAZ DE CUALQUIER COSA por conocer la verdad. De pronto se acuerda del viejo bolso rojo que vio a su madre guardar en el altillo. A hurtadillas, lo abre. El antifaz y la pistola no parecen de carnaval.

  17. JAMS

    INTERCAMBIO, de Nise

    Coinciden desde hace días en el mismo tren que conduce a la ciudad. Ella corresponde furtiva a la mirada insistente de él, que sostiene «Extraños en un tren» en las manos. Ella se refugia en la lectura de «La ladrona de libros», pero no logra concentrarse. Él le sonríe abiertamente. No has cambiado de página desde hace rato. Ya veo que eres muy observador. También sé dónde bajas; nuestra ESTACIÓN DE DESTINO ES LA MISMA. Ambos ríen y él la invita a tomar algo en la estación. Ella acepta ilusionada. Conversan animados y descubren afinidades literarias. Tras la despedida, a ella le falta la cartera; a él, el libro.

  18. JAMS

    SOLO RECUERDOS, de Agüerojero

    ─”Luna securit”; “Prohibido asomarse”.
    POR TODO EL TREN practicábamos nuestra recién aprendida habilidad lectora. Qué velocidad, cuarenta por hora por lo menos. Los postes se acercaban y alejaban en un instante ante tus ojos, al igual que las traviesas vistas desde el agujero del retrete.
    Para entretenerme me compraban el TBO semanal, que lo de la palabra Cómic aparecería más tarde, de Roberto Alcázar y Pedrín.
    En Carranza levantaban su mercancía las vendedoras de gaseosas y leche.
    En el vagón de cola, Casiano, el del rabel, pedía unas monedas recitando: “Es tanta la virulencia que lleva el ferrocarril que se planta en hora y media de Molledo a Puertolín”.
    Pascual, en nuestro vagón, vestido con su batín de feriante, repartía cartas a perra gorda y buscaba una mano inocente ─qué rabia, siempre era la de mi hermana─ para sortear una marioneta de mono.
    Mi abuela siempre cogía el tren anterior.

  19. JAMS

    VIA MUERTA, de Procrastinator

    Subo al tren con la certeza de que en él viaja el asesino en serie más buscado por la policía. Todas las pruebas, tras meses de investigación, me llevan a este ferrocarril. No conozco su rostro, él sí conoce el mío. Los medios lo han difundido en horario de máxima audiencia, dinamitando mi anonimato. Sé que no es un asesino común, su modus operandi es caótico, tengo la convicción de que ES CAPAZ DE CUALQUIER COSA. Su finalidad es matar cuantas más personas mejor, anónimas, sin un nexo común. Tengo que apresarlo antes de que el tren llegue a otra parada que propicie que los pasajeros se mezclen. Observo cada compartimento, miro la expresión de sus caras, los interrogo, solo espero un pequeño detalle que le delate. Pero ha sido inútil, la frustración es insoportable. Me apeo del convoy con rabia. Cuando este arranca de nuevo, el maquinista me sonríe.

  20. JAMS

    VÍA RÁPIDA, de Plinio el Mediano

    –No me queda ningún billete para Mujeres que Huyen de un Infausto Matrimonio, lo lamento –el taquillero se encoge de hombros–. Pero es que tampoco podría ofrecerle otra cosa –consulta el ordenador–: el vagón de Parejas de Enamorados Incomprendidos por sus Respectivas Familias, el de Ancianitas que Desaparecen en Mitad del Trayecto, el de Vagabundos que Atraviesan el País Buscando un Futuro Mejor, el de Pasajeros Compinchados para Deshacerse de Otro por un Horrible Crimen Perpetrado Años Atrás, el de Deportados a Campos de Trabajo y el de Muchachas que Dejan el Pueblo para triunfar en el Cine también están completos. Espere un momento, quizás quede uno libre en… pero, claro, esto no es lo que busca… Extraños que Intercambian Asesinatos con sus Compañeros de Compartimento.

    La mujer AGRADECE CON UNA SONRISA la información. Duda apenas un instante antes de comprobar cuánto dinero lleva en el monedero.

  21. JAMS

    ATRÁS, de América

    VIAJAN SOLOS, AUNQUE LES acompañen sus fantasmas. A ella, el de una niña pálida recostada en una cama de hospital. Viene con tubo de suero incluido. Está callada. Y solo de vez en cuando alarga una mano lánguida que la mujer del asiento de la ventanilla se apresura a coger.
    En cambio, la fantasma del hombre sentado a su lado es más ruidosa e impresionante. Tiene un cuchillo clavado a en las costillas y la sangre gotea desde los bajos de su camisón. Ella no extiende su mano. Solo insulta y repite una y otra vez “Pagarás por esto” al hombre, que la ignora.
    Llegada la última estación, la mujer, sintiéndose culpable, se apea procurando no despertar a la niña para evitar que la persiga. El hombre la sigue de cerca, felicitándose por haber conseguido usar el camisón rojizo para dejar atada a la del cuchillo en el portaequipajes.

  22. JAMS

    EN LA MISMA ESTACIÓN, de Carlos

    ¿Viaja solo? Le pregunta la mujer del asiento contiguo. Contesta con gesto afirmativo. Mientras sonríe murmura que ella también. Se ofrece a colocarle la maleta junto a su viejo maletín. Ella lo agradece. No hay motivo pero se siente segura a su lado. Poco después coinciden en el vagón guardería. Observan el trotecillo de los niños. Ninguno los llama papá, o mamá. Vuelven a sus asientos. HAY MIRADAS SOSTENIDAS ENTRE los dos. La salida de viajeros deja el compartimento vacío para ellos. Ella se pinta los labios sin presumir. Se alegran de dirigirse a la misma ciudad y hacen planes. Atraído por su boca, la besa. Dos policías irrumpen en el compartimento sin llamar. Se abrazan sobresaltados. Los agentes, excusándose, se marchan. Vagón tras vagón vocean que buscan al famoso criminal de niños. Describen que viaja solo, con maletín, y es capaz de cualquier cosa. Ella le sonríe. Se besan.

  23. JAMS

    APUNTES, de Jo March

    El traqueteo EN EL VAGÓN CAFETERÍA le proporciona el trance perfecto: saca la libreta, otea el paisaje, y después de pensar un momento, escribe que viaja solo (igual que ella), con un bolso rojo muy gastado (idéntico al suyo), y que su estación de destino es la misma (sin duda, la de El Cairo). Lo imagina haciéndole sitio para la maleta, sonriéndole, invitándole un café… ¿Sostendría su mirada? ¿Le rozaría la mano?… Niega con la cabeza y tacha lo último escrito: el policial es lo suyo, ¿no es acaso Agatha Christie?

  24. JAMS

    SI NO ES TUYO…., de Glauka

    El tren se ha parado bruscamente , los equipajes caen al suelo estrepitosamente , el beso de los amantes se interrumpe al oir voces y carreras por el pasillo. Los pasajeros ven a la policía ir tras un hombre que escapa saltando en el último minuto. Acabarán atrapándolo, va campo a través y lo sigue un helicóptero, la policía ya lo espera en todas las salidas posibles, por lo visto ha matado a alguien . Suspiran los viajeros aliviados y VUELVEN A SUS ASIENTOS.
    Los enamorados también regresan a su vagón y colocando el equipaje de nuevo, descubren un ajado maletín rojo. La curiosidad lo abre y ojipláticos ven la oportunidad de mejorar su futuro. Deciden bajarse en la próxima estación y comprar billetes para otro destino.
    Sin poner un pie en el andén, el jefe de estación junto a dos policías los interceptan, el criminal había sido capturado.

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