32. MI MUNDO
Imagino. Doy color y forma a un escenario mágico.
No es más que una pequeña parte de terreno, si lo miran unos ojos desdeñosos y mediocres; pero esos hermosos parajes me enseñan que lo que estoy pisando es algo más que tierra.
Aquí es dónde me pierdo sin querer llegar a ninguna parte, donde no existe el tiempo. Aquí respiro aire puro que no ha podido ser perturbado por las envidias, odios ni rencores de las multitudes.
Es fuente de vida y de inspiración para aquellos que apreciamos y agradecemos esos pequeños momentos del día en que todo parece estar en calma, esos instantes en qué reímos acompañados por nuestros amigos, esas conversaciones sobre nada en particular que mantenemos con nuestra familia, y esos largos paseos por pueblos pequeños perdidos en medio de la montaña.
Aquí, es donde aprendo a valorar todos esos momentos de felicidad en mi vida, efímeros instantes en los que encuentro la razón para levantarme cada día, mi razón de ser.
Cada persona tiene un mundo particular al que hace escapadas con cierta frecuencia, éste es el mío, no es perfecto, pero esta es una característica que me ayuda a llegar a él cuando lo necesito.
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Todos deberíamos tener un mundo particular. El otro, el de fuera, resulta, con frecuencia, demasiado hostil. Es necesario un refugio en el que respirar, meditar, aprender y compartir. Para algunos puede tratarse de un buen libro; para otros, de una charla con amigos.
No sabemos si el paraíso existe realmente, pero sí podemos construir una sucursal anticipada, cada cual, la suya, con su color y magia a medida, como has descrito.
Un saludo y suerte, María
Esas cosas simples, insignificantes en apariencia, forman nuestro lugar especial. En ocasiones dan forma y cimientos a la felicidad: amigos, familia, un paseo entre bosques, a veces en soledad, una canción… Paul Young cantaba eso de «Donde quiera que dejo mi sombrero, ese es mi hogar». Donde tu quieras: ese es tu mundo y lo llenas con lo que realmente te hace feliz. Un texto inspirador. Gracias, abrazos y suerte, María.