41. CIGÜEÑAS (María Jesús Briones Arreba)
Feliz y Felisa, tras quince años de matrimonio estéril, realizarán el sueño: Han invertido ilusiones y parte de su fortuna en un método infalible de gestación.
La Cigüeña ha registrado el pedido. Hará llegar a la criatura para cubrir un hueco huérfano y proyectos de una vida futura.
Nueve meses después, un repartidor «Amazónico» hace entrega a la pareja del Robot «ZR-2050» programado para cumplir cualquier deseo y necesidad cotidiana, física y afectiva.
Feliz y Felisa se abrazan felices ante «ZR-2050», quien cada primero de Noviembre depositará crisantemos sobre el mármol lapidario, recordándolos con memoria matemática, muy superior a cualquier hijo o hija que hubieran podido tener.
La leyenda de que los niños vienen de París y los trae la cigüeña puede tener una revisión futurista. Los tiempos y, con ellos, la creencia y la tecnología, cambian. Sin embargo, hay algo que no varía, porque está en la esencia del ser humano: el sabernos mortales y el afán de perdurar. Quizá sí sea una alegría tener la seguridad de que alguien (o algo robótico que emula a alguien humano) nos recordará siempre.
Un abrazo y suerte, María Jesús
Por mucho que miremos al futuro, las necesidades humanas siguen siendo las mismas: el amor, el afecto y la necesidad de perdurar.
En tu relato se encarga un robot que llega con pedido amazónico. Buen guiño.
Para reflexionar, María Jesús.
Suerte y besos.
Muchas gracias, Ángel por tu lectura y reflexión.
Un abrazo y mi deseo de una feliz Navidad.
Feliz Navidad, Juan, o Felices Fiestas (a elegir) en un mundo futurista.
Mil gracias por tu comentario, siempre bondadoso para mi persona.
Agradezco mucho tu respuesta a mi relato, Carmen
Que tengas una feliz Navidad
Besito virtual.
Tremendo micro, por lo que cuenta y por lo bien escrito… El deseo de descendencia y de trascendencia inherente a la condición humana, contado en un entorno futurista…
Felicitaciones, María Jesús; me encantó.
Cariños,
Mariángeles
¡Qué microrrelato tan inteligente y con final sorpresivo! Me ha encantado. Es ácido, como a mí me gusta…¡Felicidades, Chusa Briona…
Igual que viene la cigüeña para que todo siga, nos llega Caronte para que dejemos hueco. Los que quedan cumplen con su misión hasta que también les llega su obsolescencia programada, aunque sea mucho más tarde que la de un ser de carbono. Pero lo importante es que ambos, durante un tiempo, fueron felices. Suerte y abrazos, María Jesús.
Muchas gracias Rafael, Iñaki y Mariángeles por vuestros comentarios tan halagadores.
Feliz Navidad y abrazo virtual
Muchas gracias Rafael, Iñaki y Mariángeles por vuestros comentarios tan halagadores.
Feliz Navidad y abrazo virtual
Hola, María Jesús:
Igual no estamos tan lejos de lo que nos cuentas en este singular micro. Después de los muñecos «reborn» tan semejantes a los niños, seguro que la robótica ya habrá ingeniado algo. Sería un poco triste que alguien, ante la imposibilidad de tener hijos naturales, recurriera a estas «soluciones» tan artificiosas para llenar su vacío afectivo, pero nunca se sabe; igual lo que hoy vemos extraño dentro de tiempo se ha normalizado y los androides conviven con los humanos. Una original y futurista apuesta la tuya. Suerte. Un beso y Feliz Navidad.
Agradezco mucho tu comentario, Juana. Esperemos que en el mundo futuro los humanos no sean los robots de las máquinas.
Te deseo unas felices fiestas de Navidad y te envío un besito aunque sea virtual.