59. ¡Alegría, alegría!
Hundir el dedo en el azucarero, sentarme en las rodillas del abuelo, marcar el gol de la victoria en el patio. Compartir pupitre con Carmencita y dibujarle un corazón de tiza. Pasear con papá bajo las luces navideñas de la calle Mayor, que me compre un cucurucho de castañas, pegar la nariz al escaparate de la juguetería y mirar el trenecito dando vueltas. Cerrar los ojos y desear muy fuerte haberme portado bien este año. Soplar la sopa para no quemarme. Comer rosquillas hasta que me duela la tripa. Ver a la abuela reírse con la boca llena de uvas. Que se derrame una copa y mamá diga: “¡Alegría, alegría!”.
Aprender a conducir el coche de papá, llevar a Carmen al cine, pedirle un beso. Acordarme de golpe del azucarero y sonreír como un bobo. Que Carmen me llame bobo y me bese de nuevo. Cerrar los ojos muy fuerte y desear que me diga que sí. Hacer planes juntos y confiar en que todo irá bien. Que todo vaya bien. Imaginar que el niño se parecerá a mí. Que se parezca a ella. Ver a la abuela reír y llorar a un tiempo, y a madre repitiendo: “¡Alegría, alegría!”