41. ALMAS ENCENDIDAS
La tarde se encontraba iluminada por una tenue luz que procedía del faro que protegía la isla.
Aquel día, frío y desangelado, apenas había gente en las calles del pueblo canadiense, aunque estaban acostumbrados a las gélidas temperaturas.
Solo se veía a un grupo de muchachos de alrededor de los 17 años que estaban haciendo botellón cerca de la plaza y charlando animadamente.
De repente la charla comenzó a avivarse y aumentó el tono de sus voces. Al parecer Albert había gastado una pesada broma a Frank, uno de los jóvenes más apocados del pueblo, que había protestado.
Las voces se convirtieron en gritos, y finalmente los dos se enzarzaron en una pelea.
Los muchachos acabaron en el suelo nevado, lanzándose improperios mientras se propinaban puñetazos y patadas.
La mala suerte quiso que Albert, tras el último empujón, acabara estrellándose sobre el bordillo de la acera.
Un golpe seco tiñó de sangre la nieve, y nada pudo hacerse para salvarle.
La marea roja, incesante, anunciaba lo que todos se negaban a creer, su atroz muerte debida a una discusión intranscendente, una rabia juvenil imparable y a un amor propio equivocado.
El alcohol nunca es buen consejero, tiende a avivar la inconsciencia y el orgullo, a los que no les hace falta mucha mecha, menos aún en la difícil etapa adolescente. En las películas vemos discusiones y palizas en las que los actores casi ni se despeinan, si acaso, exhiben algún rasguño de cara a la galería. La vida es otra cosa. Si se suman los ingredientes negativos las posibilidades de que aflore la desdicha se multiplican, como le ha sucedido a estos jóvenes, en un triste suceso sin vuelta atrás, del que nadie puede sacar beneficio alguno.
Un relato en el que contrasta la paz de la naturaleza, con su fría blancura, con lo acalorado de una discusión que tiñe de rojo la nieve.
Un abrazo y suerte, Gloria
Colorista y trágico tu relato, Gloria.
Siempre que leo un micro tuyo, me parece que estoy viendo una peli, por las imágenes tan visuales que empleas.
Mucha suerte y un besito virtual.
Muchas gracias, Ángel por tus palabras siempre acertadas. Por desgracia el alcohol suele encender los ánimos de jóvenes y adolescentes que con su alma caliente, a veces no son capaces de controlarse. Y este mal se extiende por muchos países que no logran e buscar una solución a este problema que destroza tantas vidas. Gracias compañero de noche. Un abrazo
Otro beso virtual para ti, María Jesús.
La verdad es que no había pensado en eso, no sabía que escribía de forma tan visual. Me gusta.
Gracias especialmente por pararte a leer y a comentar.
Un abrazo enorme. Gloria