57. FRÍO
Lo noté, esa fría caricia pasando por mi piel. Erizaba cada parte de mi cuerpo. Su gélido aliento punzaba mi nuca, sabía que estaba detrás de mí y él supo que yo lo sabía. Solo las palabras de la sacerdotisa venían a mi mente.
«Inocente niña, jamás te des la vuelta y nunca contestes a sus balbuceos. Así ese ser no podrá llevarte.»
Yo intentaba no contestar a sus deseos, eran como una dulce hipnosis y a la vez una horrible sensación la que podía experimentar. Fui fuerte y no conteste. Espere, espere, él nunca se cansaría de atraerme.
Día 254, él sigue en mi espalda y también en mi cabeza. Sucumbiré a su frío encanto.
Esa presencia fría puede simbolizar algún tipo de tentación de las que la vida nos pone delante. Sabemos que no nos conviene, pero siempre está ahí, insinuante, con una carga sugestiva a la que es difícil decir que no.
Para tu personaje la resistencia supone un reto, un desafío, que terminará cuando al fin sucumba, algo que sabe que sucederá tarde o temprano.
Un relato inquietante y lleno de simbolismo.
Un abrazo, María. Suerte