14 RELOJ NO MARQUES LA HORA (Nani Canovaca)
Cada reloj señala una hora, pero nada que ver con la latitud. El de la mesita quedó marcado en el momento de su nacimiento, no fue capricho de madre, sino consecuencia de la bomba en el hospital. El de bolsillo acaramelado, se quedó detenido en el instante que detuvieron al abuelito. El de pulsera de becerro color negro, se paró en seco, tras el pisotón de aquel soldado de metralleta. El de color rosa, tiene una mancha carmesí, que ha interrumpido la marcha de las agujas y de la pequeña. El de la plaza, tras un impacto, marca las seis cuarenta y ocho. El de la estación de ferrocarril, no marca ninguna hora, ya que las agujas se han quedado colgando y en cualquier momento se estrellarán contra el asfalto. El del panadero, después de saltar por los aires, se ha llenado de harina teñida de rojo. El de la iglesia, sigue aun latiendo el péndulo, como si estuviera esperando un fin, pero el cristal de la caja está empañado y lleno de dolor. El de la madre, sigue el ritmo del tren que la aleja con sus vástagos, del peligro y de la vida compartida con sus hermanos.
Crónica de guerra contada a través de los relajes destruidos, igual que el corazón de cualquier persona que sea simplemente persona.
Recuerdo un profesor en mi infancia, en clase de religión, hablando del fin del mundo. Él decía que ese final no ha de ser algo colectivo y terminante, de todos a un tiempo, como a veces interpreta la Iglesia. Por el contrario, él sostenía la posibilidad de que cada uno tenemos un desenlace particular, ese será nuestro propio del mundo. A tus personajes su mundo se les ha terminado a cada uno en horas diferentes, el reloj vital se les detuvo al mismo tiempo que las horas también dejaron de marcarse, porque ya no tenían sentido.
Un buen relato sobre el mayor sinsentido de todos: la guerra, que todo lo detiene, hasta el tiempo.
Me alegra leerte por aquí, Nani.
Un abrazo y suerte
Hola, Nani. «Reloj no marques la hora» es el titulo de un bolero romántico que canta Luis Miguel, pero aquí, esa misma expresión titula las secuelas que la guerra ha dejado en una ciudad, y cada una, si bien diversa, sentencia a muerte a relojes y personas por igual… Un micro cruelmente bello, que refleja con toda exactitud los tiempos que corren…
Decir que me ha gustado es poco.
Cariños,
Mariángeles😇😇
Una crónica que nos duele y nos sube y baja por la garganta y pide gritarla, para al menos desahogar nuestra impotencia, Edita. Muchas gracias por comentar.
Besicos muchos.
Ángel, me gusta ese punto de vista de ese profesor tuyo y por supuesto, tu entrañable comentario que como siempre, amplias el relato original y lo haces más grande. Muchas gracias.
Besicos muchos.
Sí Mariángeles, he utilizad el título del bolero, porque al terminar de hacer el relato, pe pedía que no se marcaran más horas finales. Un relato duro como lo que estamos viviendo. Me alegro que te haya llegado e incluso gustado.
Muchísimas gracias por comentar.
Besicos muchos.
Crónica de las consecuencias de una guerra absurda, como todas.
Besitos.
Así es Alfred, absurda y cruel!!
Agradecida por tu comentario.
Besicos muchos.