23. En el jardín nevado
Acurrucada en su butaca y tapada con una mantita, la anciana miraba por la ventana el jardín nevado. En una de las ramas del gran árbol ya sin hojas sus nietos habían instalado una casita de pájaros donde solía refugiarse algún que otro gorrión aterido. Ánibal, el gato de la vecina del primero, no lo ignoraba y muchas veces se le podía ver entre dos setos esperando su oportunidad.
Su ama, con ganas de verle en acción, echaba migas de pan después del desayuno o de la comida y esperaba, a la vez que su gato, que se acercara el pájaro. Como es de suponer la anciana apostaba fuerte por el ave y casi siempre se sonreía cuando tras picotear algunas migas, esquivaba de un aleteo las temibles garras del minino.
Desgraciadamente no siempre perdía Ánibal; ese día la abuela se entristecía al contemplar las huellas de la refriega, que poco a poco la nieve que caía iba a borrar por completo dejando el lugar impoluto y sin ningún rastro de lucha.
Me gusta el ritmo del relato, se imagina muy bien la escena,pobre gorriiocillo, pero no siempre se gana. Saludos
Me alegro que te guste el ritmo del relato, a veces difícil de conseguir.
Un saludo.
Muy entrañable y bien contado. Me ha encantado. Saludos
Contar bien las cosas no es tarea fácil.Gracias por tu apreciación.
Un saludo.
Ginette, encantadora historia, casi de dibujos animados. Saludos
Pues sí, bien mirado me recuerda un poco los dibujos animados,» El gato Silvestre y Piolín». Gracias, Calamanda por pasarte.
Un saludo.
Me gusta esa mezcla irreverente de ternura, infancia, vejez, maldad, animaladas…
Irreverente? Por qué?…
Quizás no haya elegido bien el calificativo. Quería expresar con contundencia la sensación que me produjo: el contraste entre sentimientos contrarios, como ternura y maldad, tan bien narrado de forma natural, sin rodeos.
Ginette, un poco malévola la anciana. Podía dedicarse a hacer ganchillo. Me ha gustado. Abrazos.
Malévola, la anciana? Pobrecita mía, la mala es la vecina del primero, dueña del gato que quiere verle en acción.
Gracias, Salvador , por pasarte. Un abrazo.
Ginette, error de lectura, cosas de la edad. Creía que le echaba migas de pan la anciana. Mil perdones a la anciana y sobre todo a ti. Abrazos.
Muchas gracias, Ana, por tu comentario.
Un beso.
Seguro que la vecina chunga del primero tiene ratones en casa y utiliza el truco de las migas para entrenar al lindo gatito minino. Es mala, mala, mala.
Me gusta mucho tu relato, un poquito más largo y te sale un precioso cuento para niños y niñas.
Abrazo.
Gracias, Aurora, por tu comentario, bonito piropo lo del cuento para niños.
Un abrazo.
Cazadores y víctimas, y una anciana que contempla la escena tomando partido, sabiendo que habrá un ganador y un perdedor, o tal vez un empate, como un encuentro deportivo. Duro y a la vez simpático relato. Un saludo.
No me parece duro, es un eslabón de la cadena alimentaria, el pájaro se come al gusano y a su vez es víctima de otros depredadores… Aunque yo preferiría que el gato persiguiera ratones.
Gracias por leer mi relato.
Un saludo.
Pelíbn sádica la abuela, je je. Suerte.
Pero bueno que os pasa con la abuela, Salvador la encuentra malvada, tú sádica, si ella no tiene culpa de nada, sólo está sentada en un sillón, sin poder moverse mucho, mirando por la ventana. Tal vez lo he escrito mal y no se entiende quién es la mala.
Un saludo.
Amélie, arriba pedí disculpas a la pobre anciana y a ti. El relato esta escrito perfectamente. El problema es de vejez o dioptrías, je, je. Abrazos.
Amélie, yo no voy a decir que la anciana es malvada 😉 Aunque tengo que decir que me han entrado ganas de levantarla de la butaca para que tome partido…
Para mí es un cuento con mucho fondo: aquel que mueve los hilos para hacer que suceda lo que quiere, y el que deja que la vida fluya sin interponerse… Quizá sea más sabia la anciana de la mantita, o es que simplemente sus movimientos están limitados?
Jajaja, Amélie, qué quieres, hoy me he levantado filosófica.
Un fuerte abrazo.
Coincido con Inés en que tras una escena más o menos anecdótica, se esconde dos posturas de encarar la vida, de provocar situaciones o mantenerse al margen. Siempre me gustan los cuentos con trasfondo.
Chicas, Inés y Mel, puede que haya un trasfondo pero tengo que decir que no era en absoluto mi intención ser tan profunda. Me alegro que os haya hecho pensar.
Un abrazo a las dos.
Bueno, bueno…
Pues resulta que venía del trabajo y me he dicho «Vamos a devolverle la visita a esta vecina tan simpática, hombre». Y aquí me tienes.
No, no quiero café. Pero, sabes? Según venia hacia aquí, he visto a tu viejecita, sentada frente a la ventana, observando el interminable duelo entre ave y felino. Y sonreía. Yo creo que en realidad ya no puede vivir sin ellos. Sin ninguno de los dos. Y ese pensamiento me gusta. Como tu historia.
Bueno, Amelie, tengo que irme. No, no es preciso que me acompañes a la puerta. Aunque de nuevo acaba de nevar, y el paisaje es de postal navideña.
Esto…si mañana no estás muy ocupada, te invito a cenar, vecina…
Modes, me alegro que te guste mi relato y te agradezco la invitación a cenar, pues con estas noches nevadas no es bueno alejarse mucho de casa.
Llevaré un Verdejo fresquito y hacia las 21:30h estaré ante tu puerta…si no te importa vendrán conmigo… mi marido y…mis tres hijos…¿te parece bien?
Hasta pronto vecino.
Sin problema. Todos adentro. Invita tito Modes!
Amélie, pobre gato, que mala es la anciana, seguro que espanta al gorrión cuando va a ser cazado. No entiendo como puede la vieja estropear la cadena alimentaria ja ja ja.
Me la imagino protestando por todo, por el ruido de los niños en el jardín y por los guateques. A la residencia.
Un beso
jajaja, Epi no pierdas nunca tu humor…pero qué malo eres! Cómo engañas con esa cara de no romper un plato.
Un beso.
¿La invalidez de la anciana impide que tome partido? ¿Es ecuánime y por tanto cruel? Me ha gustado el cuento.
Me alegro que te haya gustado el cuento. Gracias por pasarte.
Un saludo.
Pobre pajarillo!. Seguro que la anciana no puede caminar porque, si no, no dejaría que el gato ganase la batalla. O eso al menos prefiero pensar.
Un abrazo.
Cada uno lo interpreta a su manera. Para mí la anciana no puede moverse, por eso o sonríe o se entristece según el resultado. Gracias por tu comentario.
Un abrazo, Belén.