58. REGRESO (Juan Manuel Pérez Torres)
Yo quería verla otra vez. Y charlar con ella sin prisa, sin despertador, sin campanas que dan las horas, las medias y los cuartos y a veces tañen sin explicar el motivo. Verla y charlar, sin cortapisas, sin condiciones ni obligaciones. Estar con ella y prescindir de todo, incluso del recuerdo.
Cuando llegué fui tratado con naturalidad y cortesía, a pesar de que no me esperaban tan pronto. Expliqué cómo había comprendido que el transcurso del tiempo, como un río, había acentuado notablemente el lento discurrir de su ausencia y que, de forma paulatina, simultáneamente inundaba en aluvión el cauce de mi alma con el creciente anhelo del encuentro. Y que esta era la única forma de conseguir que mi marcha, en realidad fuera, para mí, su regreso.
Si he interpretado bien tu relato (si no, me lo dices), tu protagonista ya no ha de estar pendiente del reloj, pues se ha vuelto eterno, reencontrándose con quien tanto echaba de menos, que había partido antes que él. Este retorno entre ambos se ha producido en otra vida, en la que los parámetros son diferentes, comenzando por el tiempo, que ya no cuenta.
Un relato en el que la muerte se acepta de forma natural y hasta con gozo, como debería de ser y tendríamos que aprender, pero tanto nos cuesta.
Un abrazo y suerte, Juan Manuel
Lo has explicado perfectamente, Ángel. Siempre tan certero en tus lecturas. Y me alegro mucho porque temía que me hubiese quedado un tanto oscuro o confuso. En efecto, mi protagonista interpretó su propia marcha sintiéndola como el regreso de su amada. Gracias por tu dedicación y mucha suerte con el tuyo. Te abrazo.
Un texto que fluye muy sutilmente, y no por la laguna Estigia en este caso, sino a través del aluvión de un río que va uniendo lentamente las dos dimensiones, Al final reaparece el tema metafísico de la persistencia del amor más allá de la muerte.